Roca Alta (1.437 m) y Roca dels Arcs (1.241 m) desde les Costes de l'Isaac

Murallas y trincheras: Visita al agreste extremo oriental del Montsec


Como los otros Montsecs, el Montsec de Rúbies es especialmente agreste en sus extremos. En el extremo occidental, el abismo de Terradets, con una de las mayores caídas verticales de la Península, se hunde sobre la Noguera Pallaresa. El extremo oriental no se queda atrás, ya que el pequeño Riu Boix ha horadado el angosto Congost de l’Escala del Pas Nou, donde las paredes del cingló del Desferrador han obligado al río realizar pronunciados meandros. Sin embargo, lo más impresionante de este extremo oriental es la gran pared que marca el final del Montsec de Rúbies: la Roca dels Arcs. Con este nombre se conoce a una impresionante mole que destaca desde muy lejos por su ancha y vertical pared blanca, siempre bien surtida de escaladores ansiosos de escalar sus 300 metros de pared vertical.

Sin embargo, esta pared es solo una de las partes de lo que podríamos considerar el sector oriental del Montsec de Rúbies, separado del resto del macizo por el Pas de les Eugues. La máxima cota de esta zona es la imponente Roca Alta, que junto con sus poderosos dientes meridionales forma uno de los horizontes más conocidos de La Noguera, vista desde el bonito pueblo de Vilanova de Meià. Su cumbre y, de hecho, toda la parte alta del Montsec está horadada por una línea de trincheras y búnkeres, herencia de las terribles batallas que hubo en la Guerra Civil entre los fascistas que estaban en el Hostal Roig, ya en el Pallars, y los republicanos que estaban en las cumbres del Montsec, siendo hoy bien visible las heridas de la guerra en la tierra. Para acceder a las cumbres del Montsec desde el sur, siempre bien protegidas por grandes paredes, existen distintos graus o pasos que permiten acceder, a veces de forma penosa, a lo más alto del Montsec.

En esta excursión se propone recorrer el sector oriental del Montsec de Rúbies, accediendo al mismo por el Pas de Nerill, el grau más oriental, para ascender a la Roca dels Arcs y asomarse a su abismo. Tras bordear la Roca Alta por el sur, aprovechamos el camino construido por los republicanos para subir por el Grau d’Esmolacalces hasta la cumbre, para luego recorrer la arista hasta el Pas de les Eugues, descendiendo por allí, tras haber recorrido la punta más oriental de todo el Montsec.

Ficha técnica

Desnivel: 760 m

Longitud: 10 km

Altura mínima: 880 m

Altura máxima: 1.439 m

Dificultad técnica: Algunos pasos de trepada fáciles tanto en el Pas de Nerill como en el Pas de les Eugues que no superarán el I.

Track en Wikiloc

Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix

Acceso

A pesar de que la excursión se puede hacer desde el mismo pueblo de Vilanova de Meià, tras acceder a su castillo, nosotros la acortamos llegando el coche hasta el Corral de Paús, justo antes de les Costes de l’Isaac. Para llegar al mismo, se toma la L-913 en Vilanova de Meià dirección Isona y, justo después de realizar una pronunciada curva, se coge la Pista del Montsec a mano izquierda. La abandonaremos rápido puesto que tomaremos la primera pista a la derecha hasta llegar a una cabaña derruida, al inicio de las Costes de l’Isaac, donde dejaremos el coche. La pista de les Costes de l’Isaac está bastante degradada, si se sube con un coche normal mejor tener mucho cuidado. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace a Google Maps.

Fotodescripción

Al salir del coche ya nos dan la bienvenida las rojizas paredes de la Roca Alta, divididas en dos por la arbolada faja por la que las flanquearemos para acceder a la cumbre por su parte más occidental.

Pero ya tendremos tiempo para pensar en eso, antes tenemos que acceder a la parte superior del Montsec por el estrecho Pas de Nerill, que queda a occidente del frontón de la Roca dels Arcs, que vemos rápidamente a poco que andamos unos metros sobre la pista.

Cuando llegamos a la Font de Paús empezamos a ver la magnitud de la pared de la Roca dels Arcs.

La pista desaparece al llegar a los campos de les Costes de l’Isaac, que tendremos que cruzar en dirección a las paredes del Montsec.

Al otro lado del campo un hito marca el inicio de un sendero poco claro pero que nos conduce por las partes más cómodas de la cada vez más dura cuesta. 

Algo más de 200 metros de desnivel nos separan del Grau de Nerill.
El terreno, al principio boscoso y con mucho arbusto, se va volviendo cada vez más pedregoso y empinado al acercarnos a las grandes paredes a las que nos dirigimos. Ya que el sendero se pierde rápidamente, siguiendo hitos tenemos que ir subiendo tendiendo a la derecha, acercándonos a la pared de la Roca dels Arcs.

Después de un tramo muy empinado de bosque, empieza a aparecer la roca, unos resaltes rocosos que aparecen en la base del grau.

Los hitos vuelven a aparecer cuando entramos en la roca de manera definitiva, que nos dirigen a superar los pasos por los mejores sitios.

A media altura, si miramos atrás vemos los verdes campos de les Costes de l'Isaac.

En los cien metros de desnivel anteriores al angosto Pas de Nerill aparece definitivamente la roca y el ascenso se hace trepando fácilmente por ella, en pasos poco verticales pero que están llenos de piedrecillas que obligan a poner cuidado para no resbalar.

Cuando vemos la canal cercana, trazamos una diagonal en dirección al espolón rocoso de la base del Grau.

El ascenso por el espolón es menos vertical de lo esperado y apenas supera el primer grado.

A los pocos metros de llegar al collado aparece de nuevo el sendero para superar por la izquierda una sima que aparece en lo más alto del paso, tras la cual nos plantamos en la parte superior de la sierra.

Vista atrás del último tramo de la subida desde el Grau de Nerill.
A mano derecha, tenemos la Roca dels Arcs.

Este gran hito señala el sendero que, en pocos minutos, nos conducirá a la cumbre de la Roca dels Arcs mediante un claro sendero, seguramente definido por los múltiples escaladores de la zona.

Cumbre de la Roca dels Arcs. Al este, las paredes de lo Pelat marcan la entrada al Congost de l’Escala del Pas Nou, siendo el otro centinela el paredón en el que estamos nosotros.

Con cuidado nos asomamos al abismo meridional de esta cumbre, vigilando de no dar ningún traspiés que conduciría a una limpia y rápida caída de 300 metros absolutamente verticales.

La ola de polvo sahariano que hay en estos días impide ver bien el Pirineo detrás de Sant Corneli, pero podemos apreciar que apenas hay nieve en la cara sur.
Pero ahora dirigimos nuestra mirada al otro lado, donde vemos de lado las paredes del Nerill y de la Roca Alta, nuestro próximo objetivo. Entre la base de la pared somital y el muro inferior, una ancha faja verde permite un paso franco hasta la otra cara de la cumbre, donde encontraremos el Grau de Esmolacalces, que nos proporcionará un acceso más sencillo a la cumbre.

Conocido el camino a seguir, descendemos de la Roca dels Arcs hasta llegar al Pas de Nerill de nuevo. Allí encontramos dos caminos con dirección oeste, nosotros escogemos el inferior (el superior probablemente vaya directamente hacia la cumbre por lo más alto de la sierra tras superar antes la cota llamada Nerill o antecima oriental de la Roca Alta).

Empezamos a subir por el sendero inferior, señalado con escasos hitos.
Vale la pena girarse para ver el vacío que se desploma desde la Roca dels Arcs hacia el sur y que desde su cima no se llega a apreciar.

El sendero primero tiene que pasar bajo la pared del Nerill, pasando por varias pedreras que caen de las murallas y perdiéndose en ocasiones entre los matorrales.

El sendero va bordeando primero la pared de Nerill y luego la de la propia Roca Alta realizando numerosos subes y bajas por terreno algo incómodo en ocasiones, ya que se mezcla la alta densidad de carrasca propia del Prepirineo con lo pedregoso del terreno, al estar situados en la base de la calcárea pared.

Cuando llegamos a la vertical de la Roca Alta el sendero se acerca a la muralla inferior y la sigue un rato por el mismo filo.

Pasamos bajo la inmensa pared roja de la Roca Alta, objetivo de numerosas vías de escalada.

Detalle de dos escaladores escalando, para mostrar la magnitud de este paredón.

 Una vez bordeado el diente meridional de la Roca Alta entramos en el pequeño circo en lo alto del cual se encuentra el Grau de Esmolacalces, también llamado Graell de Roca Alta. Tras unirnos con un sendero que aparece a mano izquierda, el sendero se termina de definir y empiezan a aparecer marcas naranjas que nos conducirán al collado.

A partir de ahora, el sendero se va haciendo progresivamente más ancho y cómodo mientras se acerca a las paredes que cierran el circo.

El camino, empedrado en ocasiones, va dando lazadas asegurado por muretes, que evitan la erosión. La presencia de este camino tan arreglado en un sitio tan inhóspito se debe a que en lo alto del Montsec estaba la línea republicana del frente del Pallars de la Guerra Civil, que defendían la Catalunya interior del ejercito nacional, situado en el Hostal Roig, ya en el Pallars Jussà.

A media subida encontraremos una reliquia histórica, pues hay un depósito de agua construido por los republicanos para abastecer de líquido a los combatientes de lo alto de la sierra, pues el Montsec, como el mismo nombre indica, es muy árido.

En la pared del depósito, que está a más de 1300 metros de altura, tenemos el nombre de la compañía que lo construyó y el año en el que lo hizo. No será la última reliquia que veamos hoy.

El espolón norte de la Roca Alta es completamente vertical.

Subiendo podemos apreciar las curiosas fajas rocosas tan clásicas del Montsec, encabalgadas una encima de otra.

Ya solo quedan unas pocas lazadas para superar el Graell d'Esmolacalces o de Roca Alta para llegar al plató cimero.
Cuando llegamos al altiplano somital, en vez de dirigirnos directamente a la cumbre seguimos un poco hacia el norte para encontrar las líneas de trincheras que surcan la montaña y que fueron lugar de los sangrientos combates desarrollados en la zona.

Al poco de andar en dirección noreste ya vemos la cicatriz de la larga trinchera, invadida ahora por la maleza pero muy clara en todo momento.

La carrasca y otros arbustos ocupan el lugar que ocupaban los soldados hace más de 70 años. Que duro debía ser el frente aquí...

Tras seguirla un rato, nos dirigimos al sur, donde, ya cerca de la cumbre, nos encontramos con un búnker en bastante buen estado pero sin techo. 

En una de las paredes del búnker se encuentra esta inscripción (algunos dicen que realizada posteriormente) con el célebre nombre de Durruti, prueba para algunos de que la Columna Durruti luchó aquí.

Tras investigar un poco los alrededores de la fortificación, andando hacia el sur nos dirigimos ya a la excelente atalaya que es la cumbre de la Roca Alta, marcada con un hito.

No es el mejor día para las panorámicas, puesto que el polvo sahariano cubre de bruma el horizonte, pero si que podemos ver con claridad la entrada al l'Escala del Pas Nou, entre la Roca dels Arcs y Lo Pelat.

Se distingue la gran sombra del Port del Comte, tras Aubenç y los verticales monolitos de la Serra de Sant Honorat.

Al norte, tras la Serra de Montllobar y el Sis, apenas se aprecia el Turbón y el Cotiella, con la nieve manchando solo las partes altas.

Tras descansar un rato en la cumbre nos disponemos a seguir, ahora en dirección oeste, teniendo como referencia el Puig del Camí Ramader y sus dientes, cumbre donde el Montsec de Rúbies emerge con fuerza y mantiene su altura durante varios kilómetros. Justo antes de esta cumbre se encuentra el Pas de les Eugues, final del sector oriental del Montsec de Rúbies y por donde abandonaremos el cordal.
Así pues, seguimos el camino del Graell de Roca Alta de nuevo hasta que lo dejamos a la izquierda para seguir por lo alto de la sierra.

 Avanzamos rápidamente ya que el terreno es muy cómodo y coronamos la antecima occidental de Roca Alta, donde encontramos un sendero, algo difuso en ocasiones, que aprovecharemos para llegar hasta el Pas de les Eugues.

La antecima tiene una bonita panorámica de como se hunde la Roca Alta hacia el sur.

El trazo sigue casi paralelo la trinchera, que recorre casi la totalidad del Montsec de Rúbies.

El sendero desciende lentamente por el mismo filo de la sierra, cosa que nos permite disfrutar de las grandes vistas que tenemos a ambos lados. Vamos bordeando los típicos farallones que desprende el Montsec hacia el sur y que le dan al sendero una cierta sensación aérea pero el camino es muy fácil y claro en todo momento.

Las marcas naranjas que nos encontramos en la subida a la Roca Alta reaparecen aquí, con menos frecuencia. 

Cercanos ya a la base del primer diente del Camí Ramader, tenemos que estar atentos, puesto que el descenso del Pas de les Eugues no se encuentra en el punto más bajo de la cresta sino un poco antes y está señalado por un hito.

Para descender del muro que cubre casi la totalidad del Montsec, aprovechamos este espolón algo menos vertical que el resto de la muralla.

Descendemos con cuidado pero el paso es sencillo.

Mientras bajamos podemos ver la complejidad de los estratos calcáreos del Montsec.

Cuando llegamos a la base del espolón, un sendero aparece a la izquierda y se dirige hacia una canal boscosa.

Por este tramo tumbado paralelo a la línea boscosa hemos descendido del Pas de les Eugues.

Se pueden ver las distintas fajas rocosas que corren paralelas a toda la sierra del Montsec.

La canal es muy embarullada y eso nos desorienta, puesto que en vez de abandonar la canal en algún punto como hace el sendero, nosotros seguimos para abajo por terreno muy empinado y descompuesto.

Tras bajar con cuidado con tendencia a la derecha, encontramos de nuevo un hito en una zona más pelada de vegetación por la que bajamos más cómodamente hasta llegar a la base de la sierra. 

A pesar de tener la pista del Montsec muy cercana, nos encontramos con un campo que está vallado, así que lo empezamos a bordear en dirección este. 
Las verticales dientes del Camí Ramader.

Al llegar al final del campo, nos encontramos con otro que también está vallado, pero afortunadamente entre ambos se abre un pasillo en dirección sur que utilizamos para, al fin, llegar a la Pista del Montsec, por la que volveremos a les Costes de l'Isaac.

Llegamos por fin a la Pista del Montsec, que nos permitirá llegar, tras un largo retorno, al coche.

El largo retorno se ve amenizado por las distintas perspectivas que vamos viendo del Montsec, como el tramo de los espolones entre la Roca Alta y el Pas de les Eugues...

...o de los tres dientes del Puig del Camí Ramader...

...o de la Roca Alta y el Nerill...


...y finalmente, de la Roca dels Arcs, última cumbre del Montsec por el este.

El frontón sur de la Roca dels Arcs es algo que deja sin aliento. 

Vemos les Costes de l'Isaac bastante cercanas a nuestro punto, pero para llegar a ellas la pista da un largo rodeo.

Para evitarlo, en la misma curva donde vemos nuestro punto de inicio, sale un atajo a mano izquierda señalado con un hito.

Este sendero, muy claro y hitado, nos permitirá llegar directamente a les Costes de l'Isaac.

El camino llega a este campo y desaparece. Lo tenemos que cruzar para llegar a la pista del otro lado.

Tras pasar la Cabana de Paús, los verdes campos de les Costes de l'Isaac son la antesala del final de nuestra ruta.

Sin embargo, no nos podemos resistir a echar un último vistazo a las paredes de la Roca Alta, objetivo de nuestra bonita ruta de hoy.