Pico de la Mina (2.709 m) desde el Hospital de Benasque

El gran desconocido del Valle de Benasque

El vertical Pico de la Mina y las dos formidables agujas que defienden su cara norte: la Aiguille Morin y el Bec de Corbeau.

El legendario Portillón de Benasque separa dos cumbres que son casi gemelas: el Pico de la Mina y el Salvaguardia. Aún así, el contraste entre estos dos picos es notorio, ya que mientras por el clásico Salvaguardia pasan miles de excursionistas anualmente, si por la cumbre del Pico de la Mina pasan más de una decena de personas podríamos decir que ha sido un año concurrido. Y es que el Pico de la Mina es, sin duda alguna, uno de los grandes desconocidos del Valle de Benasque.

A pesar de que comparte la mayoría de características con su hermano gemelo, como la altivez, la más que notable prominencia y aislamiento y el tipo de terreno, la diferencia con el Salvaguardia es que la vía normal es bastante más difícil y expuesta. Por ello, casi la totalidad de excursionistas priman la sencillez del vecino y los montañeros suelen olvidarse del Pico de la Mina, teniendo la flor y nata del Pirineo al otro lado del valle. Es por estas razones que el Pico de la Mina ha quedado relegado a una posición más que secundaria, una especie de oveja negra, y es que también se ha exagerado la dificultad y peligrosidad de esta montaña. 

Aún así, y a pesar de que es un ascenso que requiere de una concentración y cuidado extra por la verticalidad del mismo, los montañeros que decidan subir a este nido de águilas se encontraran con una de las montañas más bellas y altivas del Valle de Benasque, con unas vistas que, en mi humilde opinión y por su posición más centrada, superan a las del Salvaguardia, el cual es considerado como de los mejores miradores del Pirineo.

Ficha técnica

Desnivel: 1000 m

Longitud: 9 km

Altura mínima: 1.740 m

Altura máxima: 2.704 m

Dificultad técnica: Pasos de II-II+ en el tramo final de la cara oeste. Bastante exposición en toda la trepada.

Track en Wikiloc

Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix

Acceso

El inicio de esta excursión es el Hospital de Benasque, al cual se llega siguiendo la carretera que sigue el Valle de Benasque hasta casi el final, donde un desvío nos dirige al parking previo al hotel o al mismo Hospital. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace a Google Maps.

Fotodescripción


La ruta empieza en el mismo Hospital de Benasque, donde tomamos el sendero que sube hacia La Besurta y Aigualluts por el Plan de l'Están.

Tras cruzar los Llanos encontraremos un desvío que señala los dos modos de llegar al Portillón de Benasque: por La Costera, lo que implicaría llegar a La Besurta o por la Peña Blanca, opción que tomamos y que nos hace seguir por el fondo del barranco.

Al haber ganado algo de altura, vemos colosos como el Malh Pintrat o los Picos de Lliterola y Remuñe.

El sendero asciende por la empinada ladera en cómodos zigzags, que nos permite salvar con rapidez los 300 metros de desnivel que nos separan de lo alto de la Peña Blanca. Al ser una de las vías clásicas para subir al Portillón, el sendero es en todo momento ancho y cómodo.

Hoy el día empieza nublado y las brumas cubren alguna de las cumbres más altas de la Maladeta, de las cuales ya empezamos a tener una buena perspectiva. 

Tras un corto paso por la cara sur, volvemos a la cara oeste de la Peña Blanca para dirigirnos definitivamente a las paredes del Salvaguardia, previo paso a entrar en los prados del Portillón.

Llegamos a los grandes prados que hay en la base del Salvaguardia. El camino sube por la vaguada hasta llegar a la base del Portillón y lo seguimos hasta ese punto en concreto. En este momento podremos ver al fin con detalle nuestra cumbre de hoy, precisamente su cara oeste, por la que vamos a ascender.

Vista atrás hacia el zigzag que acabamos de hacer para subir por la Peña Blanca.

Croquis del ascenso al Pico de la Mina, distinguiéndose el acceso a la canal, que queda escondida por la cresta del Portillón, la diagonal hasta la arista SW y el ascenso por la misma hasta llegar al tramo final, que es donde residen las mayores dificultades de la arista.

Pero primero tenemos que llegar a la mencionada canal, por lo que seguimos el sendero hasta la base del Portillón y allí, abandonamos el camino para emprender una media ladera en dirección al Pico de la Mina, pues la canal queda bastante escondida. El día se empieza a aclarar a medida que vamos ganando panorámica.

Pasamos por el lado de una boca de mina que tiene una sorpresa...

Alguien se ha hecho un festín delante de la cueva, y de hecho, miramos un poco dentro de la boca de la mina y también está repleta de huesos. Algún bicho grande tendrá el nido dentro de esta mina.

Empezamos a hacer la media ladera para llegar a la base de la canal del Pico de la Mina,

Vemos como el paso del Portillón a la brecha a toda cresta tiene pinta de ser bastante complicado, por la mala calidad de la roca y por la cantidad de gendarmes.

Evitamos cuanto podemos el cono de derrubios que cae de la canal hasta que entramos en el mismo al llegar a su base. Ya la podemos ver en su totalidad: un primer tramo muy descompuesto y rocoso, un bloque empotrado que se sortea por la derecha y posteriormente, un tramo herboso muy empinado.

La canal esta bajo la vertical cara oeste del Pic de la Mina, que atravesaremos en poco rato.

En la brecha, vista atrás de la canal, que es tan vertical que parece que cae a pico.

Desde la brecha, la cara oeste tiene esta pinta. Por primera vez vemos hitos, que seguramente vengan de Francia. Los hitos no la afrontan directamente sino que nos hacen trazar una diagonal hacia la derecha, para tomar la arista SW.

Si miramos atrás, vemos como la sombra del Pico de la Mina toca el gran Boum du Port. Al otro lado, inmenso, el Salvaguardia.

Cruzamos toda la cara oeste, en una media ladera herbosa muy empinada hasta que llegamos al colladito, siempre guiados por hitos bien colocados. A partir de aquí, el ascenso será a toda arista, donde los pasos de trepada serán constantes.

Llegamos a la arista SW y nos encontramos con el vacío que predomina en esta cumbre. La cara sur del Pico de la Mina es verdaderamente intimidante.

Empezamos a trepar por la arista SW, al principio ancha, pero que se va afilando. En cualquier caso, por ancha que sea, la verticalidad y exposición del terreno nos obligan a ir muy atentos en todo momento.

El terreno es muy vertical y bastante descompuesto, lo que nos obliga a extremar la precaución, pues debido a la exposición de la mayoría de pasos, los descuidos se podrían pagar caros. Vista atrás del primer tramo de la arista SW, el más sencillo.

Llegamos al último tramo, donde nos encontramos el muro de II+, la mayor dificultad de la arista. Afortunadamente, es el tramo menos expuesto de la cresta.

La naturaleza desafía la verticalidad que impera por doquier.

Llegamos finalmente a la estrecha pero larga cumbre del Pico de la Mina, estando la cumbre real en el centro del pasillo somital.

Repito lo dicho en la introducción, para mí las vistas respecto al Salvaguardia son incluso mejores, puesto que el Pico de la Mina está más centrado respecto al macizo cumbre de los Pirineos y las vistas son mejores. El fondo del Valle de Benasque, con el Aneto coronándolo.
En realidad, la cumbre que marca el fondo del valle es el Molières, cuyo ancho y amable domo contrasta con la verticalidad de la Forcanada.

Nos asomamos al norte para ver las dos grandes agujas que se descuelgan en la cara septentrional del Pico de la Mina: a la izquierda del Bec de Corbeau...

...y a la derecha la Aiguille Morin. Sin duda dos de las agujas más esbeltas y verticales de la cordillera.

Siguiendo la cresta fronteriza, tras las Tuques de Bargas, la Tuca Blanca de Pomero y el Malh dera Artiga compiten en quién tiene la cara norte más vistosa.

Los Llanos del Hospital, inicio de nuestra excursión y también final. El descenso no tiene más historia que repetir la misma ruta que en la ida, pero con mucho más cuidado, puesto que ya se sabe que las bajadas son traidoras y más aún en terrenos tan expuestos y descompuestos como esta arista y cara oeste del Pico de la Mina.

Abandonamos la cumbre con mucho pesar, pero toca volver.

Y emprendemos el vertiginoso descenso hacia la brecha.

No lo hacemos directamente pues, al igual que la ida, es más fácil ir por la arista SW hasta llegar a la parte herbosa, que vemos al fondo.

Descendida la canal, que vemos aquí desde su base, se han acabado los problemas.

Así pues, nos despedimos del orgulloso Pico de la Mina...

...y tomamos el relajado sendero que nos descenderá hasta los Llanos del Hospital.

Las Maladetas, ya del todo despejadas, son un gran telón de fondo para despedir la gratificante jornada de hoy.