Sant Mamet (1.391 m) desde el Coll d'Orenga

La gran cúpula de la Noguera

La cara norte de Sant Mamet desde el Corral de Mataperunya

Sant Mamet es la tercera sierra en importancia en la agreste comarca de la Noguera detrás de los dos Montsecs. Situada inmediatamente al sur del grandioso Montsec de Rúbies, es más que una sierra, una única montaña de proporciones colosales, que va desde el Coll d’Orenga (que lo separa del Montsec) al norte, al río Segre y Alòs de Balaguer al sur. 

Su voluminoso domo llama especialmente la atención cuando se transita por la Vall d’Àger o por el bajo valle del Segre. Mientras que su parte meridional está desgarrada por multitud de desérticos barrancos y largas pistas (que de hecho posibilitan el acceso en vehículo a la cumbre desde Alòs de Balaguer), su cara norte está formada de inclinadas y áridas laderas que alternan pedreras y matorrales, siendo esta montaña el arquetipo de monte noguerense. 

Aun así, su altura es más que notable, dominando toda la Plana de Lleida puesto que ninguna montaña la supera en importancia (ni se le acerca) en ninguna dirección exceptuando el norte, donde la vista queda tapada por el frontón del Montsec. Por ello, las vistas son el principal aliciente de esta cumbre sumándole el atractivo de los numerosos castillos medievales que están desperdigados por sus laderas, recordándonos de que estamos en lo que hace mil años era una tierra de fronteras. 

Ficha técnica

Longitud: 6,4 km

Desnivel: 520 m

Altura mínima: 880 m

Altura máxima: 1391 m

Dificultad técnica: Nula.

Track en Wikiloc

Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix

Acceso

Llegados al pueblo de Figuerola de Meià se sigue recto ya por pista de tierra en buen estado hasta que, pasados 2 km el despoblado de Peralba encontraremos una pista a mano derecha que rápidamente se deteriora, por lo que aparcaremos allí. A esta pista se puede llegar por Santa Maria de Meià a través del Coll d’Orenga. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace a Google Maps.

Fotodescripción

Nuestro día empieza en el desvío que conduce al corral de Mataperunya, desde el cual ya veremos el domo de Sant Mamet, que estará siempre presente en nuestra ruta.

 Seguimos la pista que en pocos metros se vuelve casi imperceptible y se interna en un campo, transitando por en medio de las espigas de cereal, altísimas y con un color dorado precioso. 

En pocos minutos llegaremos al corral, casi en ruinas, y seguiremos la pista a nuestra izquierda, a pesar de que con el cereal tan alto se pierde casi por completo. Al fondo, el gran domo de Sant Mamet.

 En todo caso, siguiendo el lindar izquierdo del campo, llegaremos a otra pista ascendiente, también en muy mal estado pero que ya se dirige directamente a nuestro objetivo.

Después de una breve subida, nos encontramos con otro campo que debemos bordear por la derecha, apareciendo un camino que parece que desciende, pero rápidamente recupera el nivel. En lo alto, aparece la fortaleza de Rocaspana.

   Y no es un decir, puesto que nubes de evolución empiezan a crecer sobre nuestras cabezas, y eso que aún es temprano. A pesar de eso, vamos con tranquilidad, puesto que tenemos tiempo de sobras y es una excursión corta.  

El sendero vuelve a aparecer y no lo perderemos ya, apareciendo marcas de color verde que nos van a acompañar hasta la misma cumbre.

Mientras seguimos podemos ver la torre fortificada de Mataperunya o Casa Forta de Rocaspana dominando nuestra posición desde el cerro de nuestra izquierda. A pesar de que está mal conservada, aún se ven las numerosas troneras, más abundantes que de costumbre en una casa fortificada.

El camino cruza un barranco muy erosionado por las torrenteras que se forman en días de tormenta, habituales en esta época del año, y empieza a subir hacia el Coll de les Comes.

Cruzado el barranco, tenemos el coll de les Comes muy cercano, aunque el camino a Sant Mamet no llega a él, ya que vemos como un sendero muy descompuesto sale hacia la empinada loma de la montaña. Nosotros vamos a llegar al coll de les Comes, así que seguimos por el camino que llevábamos y en pocos minutos nos plantamos en el collado, que está ocupado por un campo.

Desde aquí veremos otro castillo encabalgado en una afilada arista rocosa, el Castell d’Orenga. Este castillo está en bastante peor estado, con apenas parte de la torre en pie pues lleva ejerciendo de vigilante de Sant Mamet desde hace más de mil años.

Empieza ahora una dura subida de 400 metros de desnivel que se hace realmente larga y que en pleno verano es un suplicio. Empezamos a subir sin camino por la ladera, esquivando matorrales y subiendo por pedreras y placas de piedra mientras algún hito disperso nos confirma que vamos bien.

La subida se hace dura pero volver la vista atrás tiene el premio de ver la mejor vista del Montsec de Rúbies que se puede tener.

 A los 100 metros de desnivel nos incorporamos al pedregoso y descompuesto sendero que habíamos dejado antes y la pendiente se endereza aún más.

Hemos ganado bastante altura y ya hemos dejado el Castell d'Orenga y Rocaspana debajo nuestro.

La contrapartida a esta dureza es que se sube rápidamente y, cuando menos nos lo esperamos, el sendero se funde con una pista invadida por la vegetación.

La pista llanea un poco, pero al poco vuelve a subir con fuerza. Llegamos a una curva, luego a otra y finalmente traza un trazado rectilíneo que después de 100 metros más de desnivel nos conducirá... 

...a la gran llanura que conforma la cumbre de Sant Mamet, con la ermita homónima en su centro.
Cumbre de Sant Mamet, que tiene una panorámica equivalente a la gran magnitud de esta montaña.
La brecha de Terradets nos deja ver el Pirineo Aragonés y aunque las nubes nos jueguen malas pasadas, puesto que no es el mejor día para ver lejanas montañas, podemos distinguir con bastante nitidez la nevada cuenca de Bagüeña y el Posets.

Si miramos hacia el sur, el Mont-Roig es el primer bastión del Pre-Pirineo frente al vasto Pla de Lleida.

Sant Mamet extiende sus anchos domos hacia casi todas direcciones, siendo la prolongación más larga la que se dirige hacia el suroeste.

El Montsec d'Ares cubierto por las nubes, que le dan un aspecto sombrío.
A pesar de que parte del Pallars no se vea por el paredón del Montsec de Rúbies, que tenemos inmediatamente delante, la visión de esta mítica sierra no puede ser mejor desde donde estamos, pudiéndose ver todas sus canales, cumbres y paredes.

Debido a la cada vez mayor presencia de nubes de tormenta, nos volvemos para abajo, tomando en primer lugar la pista que baja por la ladera norte de Sant Mamet. Posteriormente, volvemos a coger el sendero, cuyo inicio se ve en la foto pero ahora lo seguimos hasta el final, no llegando al Coll de les Comes.

El gran tajo de Terradets se intuye entre las murallas de los Montsecs.

La zona terrosa por donde pasa el camino ya se ve bastante cercana, igual que Rocaspana. El tramo final del sendero de bajada está muy descompuesto y los resbalones están asegurados.

También podemos ver el dorado campo donde está el corral de Mataperunya.

Dejamos atrás Sant Mamet y sus áridas y empinadas laderas.
Una vez llegados a la pista, dejamos de lado el Corral de Mataperunya para dirigirnos a la carretera del Coll d'Orenga.

Y para finalizar la excursión, las nubes que cubrían el Tossal de les Torretes se abren, dejando ver la máxima cumbre del Montsec de Rúbies, casi mil metros por encima de nuestras cabezas.