Circular a los Picos del Infierno (3.073 m, 3.082 m y 3.076 m) desde los Baños de Panticosa por los Ibones Azules y retorno por Pondiellos

 Un paraíso alrededor de los Infiernos

La cara norte de los Picos del Infierno en el ascenso al collado del Infierno

Los Picos del Infierno culminan el extenso macizo de Panticosa. Esta descarnada y colorida montaña se eleva entre rojizas pedreras y bonitos lagos en uno de los entornos más alpinos del Pirineo, rodeado de imponentes pirámides y desoladas laderas pedregosas. Culminando la cabecera lacustre de Pondiellos, una de las más elevadas de los Pirineos y la extensa cabecera de Bachimaña, los Picos del Infierno superan en altura los otros tresmiles del macizo, como los de las Argualas o la Gran Facha.

El pico consiste en una larga cresta de intenso color rojo, que seguramente le ha dado este característico nombre, en la que se elevan varias puntas, tres de las cuales están en lo más alto de la cresta. Estas tres puntas son los tres picos del Infierno, de los cuales el más alto es el central, aunque las cumbres apenas destacan en la ya de por sí alta cresta.

Pero el accidente principal de esta montaña es sin duda la afamada marmolera. Hasta dos grandes placas de mármol tiene esta montaña: una que cae hacia la vertiente de Sallent, entre el Garmo Blanco y el Infierno Occidental, y la otra que cruza la montaña de sur a norte, en la cresta entre el Infierno Occidental y el Central. El blanco refulgente del mármol contrasta notablemente con el vivo rojo de los esquistos que predominan en la montaña, convirtiendo esta montaña en única. Además, su ascenso por la vía normal no tiene mucha dificultad y transcurre por entornos de especial belleza, como los Ibones Azules, por lo que esta montaña es un tresmil bastante concurrido.

En esta reseña se describe el ascenso a los tres Picos del Infierno por los Ibones Azules y el Collado del Infierno, descendiendo por Pondiellos hasta los Baños de Panticosa por la cara sur.

Ficha técnica

Desnivel: 1700 m

Longitud: 20 km

Altura mínima: 1.630 m

Altura máxima: 3.082 m

Dificultad técnica: Pasos de II evitables en el ascenso al Garmo Blanco. Algún paso de I+ en el descenso por la cara sur hasta los Ibones de Pondiellos. El descenso por la cara sur es muy descompuesto y empinado, por lo que el uso del casco es recomendable.

Track en Wikiloc

Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix

Acceso

Los Baños de Panticosa se encuentran al final del valle que sale del pueblo de Panticosa. A pesar de estar siempre muy concurridos, hay abundantes plazas de aparcamiento. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pinchando a este enlace de Google Maps.

Fotodescripción

Los Baños de Panticosa están abarrotados de campistas, bañistas y algún que otro montañero, y la algarabía es monumental, por lo que intentamos abandonar rápido el lugar. Atravesamos todo el llano de los Baños yendo hacia el refugio de la Casa de Piedra.

Los tresmiles del macizo de las Argualas guardando desde las alturas los Baños de Panticosa. Por el collado de Pondiellos (de los dos boquetes que se ven, el de la derecha) descenderemos mañana.

Tras el refugio, empieza el sendero que nos llevará a Bachimaña.

Dando lazadas, el sendero asciende con rapidez y dejamos abajo el balneario.

Vamos alternando tramos pedregosos con otros más cómodos.

Tras ganar unos 100 metros de desnivel, llegamos a un mirador del balneario.

Pocos metros más arriba del mirador, el camino entra en el desfiladero que ha formado el río Caldarés, yendo siempre por la izquierda. Al ser un camino muy concurrido, los tramos más estrechos se han equipado con cables, aunque el sendero es siempre muy ancho.

Bonitas y caudalosas cascadas que se abren paso por el granito van adornando el recorrido.

Mirada atrás sobre el característico valle glacial de Panticosa y sus baños.

Tras el tramo de las cascadas, el valle se abre y podemos ver al fondo el muro sobre el cual se aloja la cuenca lacustre de Bachimaña.

Tras un tramo de praderas, el barranco se vuelve a encajonar, pero solo temporalmente...

...antes de abrirse definitivamente cuando llegamos a la gran muralla de la Cuesta del Fraile, con sus cascadas cayendo por las lisas placas de granito.

Esta pared defiende el acceso a la cabecera lacustre de Bachimaña y parece infranqueable...

...pero el camino aprovecha una ancha canal en su parte izquierda para superarla mediante lazadas.

En contraste con la oscuridad del circo, solo roto por las blancas colas de las múltiples cascadas que caen por la pared, la cuenca de Lavaza aún está bien iluminada por el Sol. 

Las tres puntas de los Foratulas, igual de soleadas, ofrecen un bonito fondo en la parte inferior del valle.

Tras superar las lazadas de la Cuesta del Fraile, el sendero gira hacia la derecha para...

...llegar al Ibón de Bachimaña inferior, antesala de la gran cuenca lacustre de Bachimaña. Por encima del extenso muro de granito aparecen las cumbres del Serrato y la Peña de Xuans.  Dejando de lado el desvío que nos llevaría al flamante refugio, que se aloja en el otro lado del lago, el sendero sigue subiendo en dirección a la presa del Ibón de Bachimaña Superior.

Una breve subida nos deja en un balcón sobre el gran Ibón Superior de Bachimaña. En el ibón de Bachimaña superior se unen los tres brazos principales de la cuenca homónima. El derecho lleva al largo e inhóspito valle de Bramatuero, el central sube hacia el norte en dirección a los ibones de Pecico y el izquierdo, el que tomaremos, va hacia los Ibones Azules y los Infiernos. Sobre las crestas de Pecico asoman el Falisse y uno de los grandes, la Gran Facha.

En la vertiente opuesta, destaca el Gran Pic de Peterneille, controlando la entrada a los Ibones de Bramatuero, cuyo largo valle se intuye bajo la cresta.

El camino bordea por la izquierda el gran ibón hasta que empieza a descender en dirección a unas praderas. Por primera vez en la jornada vemos nuestra cumbre, con la Cascada de los Azules desaguando el agua de los ibones homónimos.

Tras cruzar el río, llegamos a un importante cruce de caminos, inicio de los tres senderos que se dirigen a cada punto cardinal de la cabecera, todo bien señalado con un indicador. Nuestro camino es hacia el oeste, hacia Respomuso.

El sendero asciende suavemente en diagonal hacia el barranco de los Azules.

La noche va ganando terreno a pasos agigantados con el Sol apenas tocando las cumbres de Bramatuero, Serrato y Xuans.

Tras un tramo algo más llano, emprendemos el ascenso final al Ibón Azul Inferior...

...al que no tardamos en llegar. No nos paramos aquí sino que seguimos subiendo hacia el Ibón Azul Superior, 50 metros más alto.

En vez de seguir el GR, que se desvía a la derecha rápidamente, seguimos un camino que va por el barranco de desagüe del Ibón Azul superior. Es más incómodo y expuesto pero sin mucha dificultad.

Aparecen el Pico de Piedrafita y la Punta Gaurier, grandes masas oscuras a estas horas de la tarde.

Para llegar a las praderas donde realizaremos vivac, tendremos que bordear el ibón, por lo que subimos unos metros para ganar de nuevo el sendero del GR.

A la vista del Vignemale, iluminado con las últimas luces del día, buscamos un lugar para hacer vivac, algo fácil en esta zona porque encontramos idílicas y llanas praderas por doquier a la ribera del lago.

La mañana siguiente nos levantamos con las primeras luces del día y tras prepararnos, empezamos la jornada. Siguiendo el sendero, primero vamos por un tramo totalmente llano, cerca del río que baja del glaciar de los Infiernos.

Cuando llegamos casi a la base de la pared del Pico de Piedrafita, cruzamos el río y empezamos a subir por el lecho del barranco, primero aún por hierba y luego yendo ya por el lecho rocoso del valle.

Poco antes del colladito que vemos por encima del nevero y que nos separa de la cuenca rocosa bajo el Cuello del Infierno, volvemos a cruzar el barranco.

Los rayos matutinos encienden aún más el ya de por sí colorido cresterío de los Infiernos.

A medida que vamos ascendiendo hacia el collado, vamos teniendo mejor perspectiva de los Picos del Infierno. En esta foto se aprecia desde el Garmo Blanco, a la derecha de todo, separado del núcleo central de los Infiernos por una doble brecha. Inmediatamente a la izquierda, el Infierno Occidental y cruzando la marmolera, el Central y el Oriental, también a la izquierda de una brecha. Bajo esta brecha se puede apreciar el ya difunto glaciar de los Infiernos.

El Cuello del Infierno ya está cercano. Descendiendo unos metros, cruzaremos al otro lado de la pendiente y encararemos los últimos 100 metros de desnivel por la izquierda de la vaguada rocosa.

El Sol nos acaricia por fin, iluminando las montañas de Panticosa y el gran Vignemale, descollando en la lejanía.

Últimos metros antes del collado, poblados por piedra de medio tamaño pero bastante estable.

Al otro lado del Cuello del Infierno nos sorprende el Ibón de Tebarray, bajo la pirámide del pico homónimo. Probablemente uno de las grandes imágenes del Pirineo.

Detrás del Tebarray y del Pic de Soques, empieza a asomar el legendario Midi d'Ossau.

Desde el collado sale un sendero a mano izquierda que empieza el ascenso por la pedrera hacia el Garmo Blanco que inicia la cresta de los Infiernos por el oeste.

La pedrera es de la mala, pero varios senderos la cruzan, bien para llegar a la cumbre, que vemos en lo alto, bien para llegar a la brecha de la vía normal, que vemos a la derecha.

La parte final del ascenso es bastante vertical y la trepada es fácil, pero constante.

Mirada atrás sobre Tebarray, tras el cual aparece el Balaitus, el claro dominador de la zona.

Aunque no es necesario, llegamos a la cresta para poder ver como se desploma la cara norte de los Infiernos, un auténtico espectáculo por el que vale la pena el desvío. En primer plano, los paredones del Infierno Occidental, delante nuestro y al fondo a la izquierda, el Infierno Oriental, en la otra punta de la cresta.

Si seguimos por la cresta, tendremos algún paso de II grado que se puede evitar si nos apartamos de la cresta y trepamos por la pedrera.

Recuperamos el sendero en los últimos metros previos a...

...la cumbre del Garmo Blanco, primera cota del cresterío de los Infiernos.

Empezamos el descenso por la fácil cresta. Aunque la cresta no es complicada, tras unos metros preferimos bajar a la ruta normal para evitar sorpresas. El camino va por la frontera entre el esquisto y el mármol hasta llegar al collado que vemos a la derecha de la cumbre, donde el mármol llega a la arista.

Descendemos por las canales a la derecha de la cresta en dirección al sendero, con pasos sin dificultad pero con mucho ambiente, pues el tobogán de la marmolera está justo debajo y un resbalón nos haría caer más de 400 metros hasta la base de la montaña.

 En un terreno bastante caótico pero sencillo, los hitos nos guían por los mejores pasos, que normalmente van por el borde de la marmolera.

Atrás dejamos el Garmo Blanco.

En el último tramo entramos en la marmolera antes de ascender directamente al collado que veíamos desde la cresta trepando fácilmente por el mármol.

Desde el collado solo faltará encarar la arista suroeste del Infierno Occidental, muy tendida y fácil, de unos 70 metros de desnivel.

Empezamos a ver la mejor perspectiva de la marmolera, separando el Infierno Occidental del Central, que vemos al otro lado.

Alternamos tramos de trepada con otros de caminar, por una pendiente cada vez menor.

Llegamos finalmente a la cresta del Infierno Occidental y en pocos metros...

...a su cumbre. Las vistas desde la cumbre son magníficas, como corresponde a una de las cumbres principales del Pirineo. Además, esta montaña tiene el añadido de ser significativamente más alta que todas las que están situadas más al oeste, por lo que el panorama en esa dirección está libre de obstáculos: la Partacúa, Collarada, Aspe, Bisaurín y el macizo de Larra se observan perfectamente, a pesar de la calima que hay en el horizonte..

El Garmo Blanco queda empequeñecido ante la mole del Balaitús y sus crestas, que dominan el panorama septentrional.

Al este, tras el valle por el que hemos ascendido, la muralla del Piedrafita hasta la Gran Facha, tras la cual aparecen las montañas interiores de Respomuso, como la Llena Cantal y sus agujas o el Cambales.

El trío de los Baños de Panticosa por encima de los Ibones de Pondiellos: el gran Garmo Negro, el Algas y, escondido tras el primero, el Argualas.

Del Infierno Occidental al Central apenas hay 10 minutos, pero son los más famosos del itinerario, pues tenemos que cruzar la famosa marmolera. Con el Vignemale de fondo, toca atravesarla para llegar a los otros dos picos de la cresta.

El paso tiene más fama que dificultad, puesto que en todo momento es ancha y no hay sensación de exposición, aunque siempre hay mucho ambiente a ambos lados.

Dejamos atrás del Infierno Occidental con rapidez.

Vamos llegando al final de la marmolera, tras destrepar algún paso o flanquear alguna roca más afilada.

El último tramo hasta la cumbre es por una cresta esquistosa muy sencilla.

Cumbre del Infierno Central, la más alta del conjunto de los Infiernos. El Pico del Infierno oriental espera al otro lado de una brecha, a la que descendemos por terreno ancho pero descompuesto.

El ascenso al Pico del Infierno Oriental desde la brecha es muy corto. Trepamos en diagonal, esquivando la parte más vertical de la cumbre, la que da directamente a la brecha.

En pocos minutos llegamos a la cumbre del Pico del Infierno Central, desde el que vemos sus dos hermanos separados por la espectacular marmolera.

Bajo la gran pared de esta cumbre, los últimos heleros del antiguo glaciar de la Nevera del Infierno esperan, sentenciados, su inevitable desaparición.

Lo que desde aquí parece una fácil cresta nos separa del Garmo de Pondiellos y del Arnales. Pero cuidado, una profunda brecha impide un acceso directo a estas dos cumbres, por lo que el descenso por esta arista conseja el uso de cuerda.

Desde esta cumbre tenemos la mejor vista de los lagos de la cabecera lacustre de Bachimaña, destacando los dos Ibones Azules, en el más alto de los cuales hemos dormido.

El Pico de Pondiellos separa el collado de Saretas y el de Pondiellos, que queda a su derecha. A este último nos tenemos que dirigir para descender a los Baños de Panticosa.

En primer lugar, volveremos a la brecha con el Infierno Central, donde llegan dos canales, la profunda canal norte y la sur. Así se ve el Pico del Infierno Central desde la brecha.

Echamos un vistazo a la canal norte, objetivo invernal de algunos alpinistas, con la morrena del agónico glaciar en su base.

Mirando hacia la sur, empezamos el descenso por su lado derecho siguiendo hitos que van bajando por la rota y vertical cara meridional del Infierno Central. Vamos descendiendo aprovechando terrazas y viras, siempre muy cerca de la canal sur pero sin nunca entrar en ella.

Hacia la mitad del descenso, nos alejamos de la canal para ir por un tramo algo más herboso.

Sin embargo, no tardamos en volver a acercarnos a ella para destrepar la última sección de la ladera.

Los dos picos de Arnales. Aunque parezca lo contrario, el alto es la punta más a la izquierda.


El último tramo del descenso es el más técnico, con algún paso de II algo expuesto pero corto.

Llegamos finalmente al sendero que nos llevará a la base del Arnales y al collado de Pondiellos.

Vista atrás de la canal sur y de la ladera destrepada.

Cruzando la pedrera vemos la honda brecha que corta la arista E del Infierno Oriental.

Cuando llegamos a la sombra del Arnales, empezamos la aproximación al Collado de Pondiellos, que vemos al otro lado del Pico de Pondiellos y bajo la Aguja de Pondiellos.

Llegamos al Collado de Saretas...

...desde el que tenemos esta preciosa vista del otro lado del Valle de Panticosa y del Vignemale y las montañas de Ordesa, más lejanas.

La media ladera del Pico de Pondiellos se hace algo pesada por su inestabilidad pero no es larga. En segundo plano, la mole del Garmo Negro y la altivez de la Aguja de Pondiellos intimidan a medida que nos vamos acercando al collado.

Llegamos al collado de Pondiellos donde...

...nos despedimos de la cumbre de los Infiernos...

...y de su ladera sur, por donde hemos descendido. Desde aquí el descenso parece mucho más complicado de lo que termina siendo.

También nos despedimos de los ibones de Pondiellos rodeados de una desolada ladera.

Ahora toca emprender el eterno descenso a los Baños de Panticosa que vemos al fondo del valle.

Primero descendemos por una pedrera de grandes bloques que se convierte en pedriza descendidos un centenar de metros.

A la izquierda nos acompaña el espectacular espolón oriental del Pico de Pondiellos.

Arriba dejamos el collado de Pondiellos.

Ahora siguiendo un sendero, vamos bajando por la mixta ladera en dirección a un promontorio rocoso que se eleva por encima de la Mallata Alta de Argualas y que en la foto vemos a la izquierda.

El Vignemale se empieza a esconder tras las Dientes de Batanes y la afilada Peña de Xuans.

Las espectaculares cumbres del Argualas y el Garmo Negro se van quedando atrás.

Llegando al promontorio, ya por claro sendero.

Cruzando el promontorio hasta su parte izquierda, el sendero baja por una canal bastante terrosa.

Mirada atrás a la canal descendida.

El descenso por otra canal nos dejará en la Mallata Alta de las Argualas, donde nos uniremos al sendero que sube al Garmo Negro.

Descendemos el extenso prado para llegar a los bosques de su parte inferior, que atravesaremos en diagonal a la derecha para entrar en la Mallata Baja.

Tras cruzar la Mallata Baja de las Argualas, emprendemos el descenso final a los Baños de Panticosa, donde cerramos esta magnífica circular a la cumbre principal de la zona.