Campanué (1.551 m) desde Rañín

El mejor mirador de los gigantes prepirenaicos: el Campanué

El Campanué sobre las casas de Rañín

Los ríos Ésera y Cinca están separados por un largo cordal que nace junto a la unión de estos dos ríos y sigue unos 30 kilómetros hacia el norte hasta llegar al Puerto de Foradada. Esta larga sierra sobrepasa por poco los mil metros y suele ser alomada, con la excepción de las vertientes que dan directamente a los ríos, apareciendo entonces la parte más agreste de estas montañas, con espectaculares roquedos como la Peña de Santa María o las que hay en el profundo desfiladero del Entremón. Este cordal se bifurca en dos a la altura de la presa del embalse de Mediano, alejándose las dos puntas de la sierra y dejando entremedio una gran hoya, el Valle de la Fueva, el cual está completamente rodeado de montañas.

Pues bien, en el extremo septentrional de este cordal se encuentra su cumbre más alta, que además supera en altura, y con mucho, a todas las otras montañas hacia el sur. Estamos hablando del Campanué y su destacada doble cumbre boscosa está dentro de las 25 montañas con más prominencia de Huesca, factor que no es baladí. Sin embargo, esta cumbre está absolutamente relegada por culpa de su ubicación. Y es que el Campanué está rodeado de gigantes: al otro lado del Ésera, el colosal Turbón; tras el puerto de Foradada, empieza el espinazo de la Sierra Ferrera que culmina en la legendaria Peña Montañesa. Pero es que detrás de esta muralla encontramos al rey del Prepirineo: el Cotiella, que con su pirámide perfecta domina con contundencia tanto el Sobrarbe como la Ribagorza.

Con tan ilustres vecinos el Campanué queda muchas veces olvidado, pues los montañeros prefieren muchas veces conquistar tan afamadas cumbres. Sin embargo, esta cercanía le da un gran valor añadido, y es que es el mejor mirador de estos tres astros de la cordillera pirenaica. Aunque el gran aliciente de la excursión sean las grandes panorámicas, que tendremos en todo momento, la excursión en si misma es bonita, pues transcurre por bonitos campos y densos bosques, que proporcionan un ascenso intenso pero apacible. En conjunto, en esta reseña se quiere dotar de valor a una cumbre injustamente olvidada pero con carisma: el Campanué.

Ficha técnica

Desnivel: 820 m

Longitud: 11,6 km

Altura mínima: 820 m

Altura máxima: 1.551 m

Dificultad técnica: Muy fácil. Destrepe fácil pero empinado en la cresta norte de la antecima sur del Campanué.

Track en Wikiloc

Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix

Acceso

Rañín es el pueblo más oriental del Valle de la Fueva. Poco antes de Tierrantona viniendo de la carretera de Mesón de Ligüerre sale el desvío hacia Rañín, al cual se llega tras pasar por Buetas y Solipueyo. En la parte central del pueblo pueden aparcar unos pocos coches. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace de Google Maps.

Fotodescripción

Desde la parte central del pueblo de Rañín empezamos siguiendo esta calle asfaltada, que sube en dirección oeste y abandona el pueblo.

Tras dejar atrás las últimas casas, llegamos a un indicador de madera señalando el camino hacia la Collada Fornosa, camino que seguiremos un buen rato.

Atrás queda el pequeño pueblo de Rañín, que tiene la suerte de contar con un panorama fabuloso. En la parte derecha de la foto, nos vigila desde el primer minuto la Peña Montañesa igual que su hermano mayor...

...el augusto Cotiella, cuya pirámide blanca despunta por encima del Collado del Santo, el collado intermedio de la alargada Sierra Ferrera.

Tras una pronunciada curva, en la que dejamos una granja a la derecha, pasamos a una pista de tierra que se dirige claramente hacia la doble cumbre del Campanué, cubierta enteramente de bosque.

Tras una larga recta entre dos campos, la pista va entrando en el bosque que cubre las faldas del Campanué.

Cercanos a la cota 1000 a mano derecha aparece un bucólico rincón donde se halla la Fuente de Arbit que aprovisiona una balsa y con varios bancos de piedra en su alrededor en los que sin duda se pueden realizar buenas comidas.

Sin duda, un apacible lugar donde relajarse... pero apenas hemos empezado la ruta así que toca seguir por la pista.

Y en este punto nos equivocamos. Trescientos metros más allá de la Fuente de l'Arbit, vemos como a mano derecha sale una pista degradada. En el mapa que llevábamos el sendero que subía al Campanué empezaba en esta pista pero es un error (en el IGN también sale equivocado). El sendero empieza algo más adelante, justo en el punto en el que junto a la pista aparece una torre eléctrica y sube por lo alto de una arista que separa dos laderas boscosas.

Entramos en la pista se interna en el frondoso pinar va siendo devorada por la vegetación mientras se acerca a al muro boscoso de enfrente.

Finalmente, la pista desemboca en un claro entre el bosque. Durante unos minutos buscamos la continuación del camino en los alrededores pero somos incapaces de encontrarla. Tras buscar en Internet, vemos que el camino va por lo alto del muro boscoso que tenemos a nuestra izquierda, así que tenemos que corregir nuestra dirección y jabalinear un poco.

Debemos superar casi 100 metros sin camino para llegar a lo alto de la arista boscosa. A pesar de lo que pueda parecer, el bosque está bastante limpio y afortunadamente se sube bien.

Cuando llegamos a lo más alto nos encontramos de morros con el camino normal que sale de la curva de la pista con la torre eléctrica. Si no se quiere aventura, mejor avanzar unos metros más por la pista para tomarlo desde un inicio.

El sendero es claro y cuando no lo es siempre hay algún hito que te guía hasta recuperarlo. Se trata de un ascenso empinado pero que se hace llevadero al estar bajo un bonito pinar en todo momento.

Ganados 100 metros más la arista que llevábamos siguiendo se yergue repentinamente en un espolón de roca que esquivamos trazando zigzags por la derecha.

A nuestra derecha, tras un potente muro que aparece repentinamente entre el bosque se divisa perfectamente la hoya del Valle de la Fueva, más allá de las faldas boscosas del Campanué y con el Prepirineo rodeando este bonito enclave repleto de campos y pequeños pueblos.

Cuando el sendero se acerca al muro de la foto anterior, debemos estar atentos puesto que la continuación del camino no es clara. Debemos trazar un giro de casi 180 grados para entrar de nuevo en el bosque.

En un breve momento en el que el bosque se aclara podemos divisar las dos boscosas cumbres del Campanué, ya mucho más cercanas.

Finalmente y tras pasar por una erosionada vaguada, llegamos al collado que separa al Campanué de la Peña Calva, la siguiente cumbre de la sierra.

Ahora ya solo quedará subir los 200 metros de desnivel que quedan hasta nuestra cumbre, sin camino pero con bastantes hitos, siguiendo la ancha arista que sale del collado.

El ascenso transcurre mayoritariamente por un bosque suficientemente despejado y que nunca se cierra lo bastante como para obstaculizar mucho el paso.

Hacia el sur, la Sierra de Campanué va descendiendo paulatinamente hacia las sierras más exteriores del Prepirineo. A lo lejos se puede divisar incluso la lámina del pantano de Barasona.

Tras haber recorrido la mitad de la arista, ésta desciende bruscamente en un breve corte algo vertical que los hitos esquivan por la izquierda. Desde lo alto de este resalte podemos ver lo que nos queda hasta la primera cumbre del Campanué, que desde aquí se muestra como una ancha cúpula.

La continuación es similar, quizás por un bosque más sucio pero que nunca se llega a poner incómodo, aunque los hitos se pierden un poco en esta parte. Sin embargo, la dirección es clara, seguir hacia arriba.

De repente nos encontramos en mitad de una pista abandonada que nos lleva directamente...

...a la supuesta cumbre del Campanué, ocupada por un vértice geodésico y un cartel indicando el nombre de la cima.

Pero resulta que estamos en la cumbre sur, que no es la principal. Si se quiere hollar la verdadera cumbre del Campanué tendremos que ir a la que se encuentra unos 300 metros más al norte.

Para ello, tendremos que descender por el bosque, bastante vertical en este tramo, incluso teniendo que destrepar algún escondido resalte bastante sencillo que se puede esquivar por ambos lados.

Cuando llegamos al collado entre las dos cumbres, las dificultades se han terminado, aparte de ir sorteando el bosque, más cerrado aquí.

Ya solo quedará superar los escasos 30 metros de desnivel entre el cada vez más despejado terreno para llegar...

...a la verdadera cumbre del Campanué, desde la cual el panorama se nos abre al valle del Ésera, río que vemos como serpentea a nuestros pies. Hacia el norte, vemos como el mismo Ésera separa las dos grandes cumbres pirenaicas: el Posets a la izquierda y el Aneto a la derecha.

Pero nuestros ojos se dirigen hacia lo que habíamos venido a buscar. A nuestra derecha aparece la ingente fortaleza del Turbón, descollando entre los mucho más bajos valles del Isábena y Ésera.

Enfrente tenemos el rey del Prepirineo, el Cotiella, que aparece con sus mejores galas, despuntando como una pirámide blanca de la cual salen anchos y altos hombros. En esta foto también vemos los inicios de la larga Sierra Ferrera, que nos separan del Cotiella, empezando en la cumbre de Ferrera, justo encima del pueblo de Foradada del Toscar...

...y terminando en la doble cumbre (aunque aquí por perspectiva solo se vea una) de la Peña Montañesa, montaña que cierra la tríada prepirenaica más ilustre de Aragón, no en vano son sus más altas cumbres. Y tras la Sierra Ferrera, uno de los grandes entre los grandes: el Monte Perdido, que aparece tras el Soum de Ramond.

A la mencionada tríada se le tendría que añadir otra por importancia orográfica, la cual vemos en esta foto. No es otra que la Sierra de Guara, mucho más alejada del núcleo prepirenaico y por ello muy destacada.

Tras un buen rato de contemplación toca pensar en volver, por lo que primero desandamos hacia el collado.

Y luego trepamos de vuelta por el bosque hasta la...

...antecima sur del Campanué.

Tras un breve paso por la antecima, empezamos a desandar la arista hacia el collado, observando delante la Peña Calva y las estribaciones occidentales del Campanué, por donde transcurrirá nuestro regreso.

Así, de nuevo en el collado, dejamos a la derecha el camino de ascenso y seguimos hacia delante, para seguir hacia el oeste la Sierra de Campanué.

Pasamos por la irrelevante Peña Calva y empezamos a avanzar por la arista, recorrida por un estrecho sendero. Mirando atrás, podemos ver el domo del Campanué.

En la arista por la que transitamos va apareciendo cada vez más vacío a mano derecha. A la vez, el sendero se va difuminando cada vez más, aunque nunca se llega a perder el todo, simplemente se tiene que ir prestando cada vez más atención para recuperarlo.

El bosque va alternando tramos más despejados con otros algo más complicados de transitar. En caso de duda, siempre ir lo más cercano a la arista posible.

Tras un rato de arista, el sendero desemboca en un ancho cortafuegos, por el que debemos descender.

Como todos los cortafuegos, el descenso por el mismo es incómodo por la gran cantidad de piedra suelta que habita en él.

En nuestro tránsito por la Sierra de Campanué hemos llegado casi a la altura de Rañín. Ahora solo quedará descender a su nivel.

Para hacerlo, cuando el cortafuegos se cruza con una línea eléctrica, lo abandonaremos para girar a la derecha, donde vemos un hito y una marca de PR.

Los hitos nos guían hacia una puertecita entre la vegetación, donde nace el sendero que nos descenderá de la Sierra de Campanué.

El sendero avanza primero por debajo del tendido eléctrico bajando por una pendiente herbosa muy empinada.

Cuando llegamos bajo la siguiente torre el sendero traza una curva y se interna en el bosque para terminar de descender por él.

Tras abandonar el bosque nos plantamos en la cabecera de un fotogénico campo, que tiene unas bellísimas vistas de...

...Rañín bajo la tremebunda Peña Montañesa y las montañas de Ordesa y Tendeñera, que van transformándose bajo la luz del atardecer.

Mirando atrás, vemos la potente pared de la antecima oeste de la peña Calva y, más a la derecha, el colladito por el que hemos bajado de la sierra.

El campo termina en una instalación ganadera a donde llega una pista que nos llevará de nuevo a Rañín, un pueblo que, aunque pequeño, tiene el honor de tener uno de los mejores paisajes de todo el Prepirineo aragonés, del cual hoy hemos tenido unas soberbias panorámicas.