La Mola (1.103 m) y Montcau (1.056 m) desde el Coll d'Estenalles

Sant Llorenç del Munt de lado a lado: la Mola y el Montcau

La Mola desde el Pla de les Pinasses

La Catalunya Central, que se articula alrededor de los valles del Llobregat y el Cardener, tiene sus dos macizos principales (fuera del Pirineo) en su parte más meridional, guardando cada uno una vertiente del Llobregat. Se trata de dos macizos de un conglomerado muy característico y de formas muy contundentes, elevándose por encima del Pla del Bages y el Vallés muy abruptamente: la legendaria Serra de Montserrat, que no necesita de presentación, y el macizo de Sant Llorenç del Munt, que junto a la Serra de l'Obac, situada al otro lado del Coll d'Estenalles, forman el parque natural del mismo nombre.

Sant Llorenç del Munt es similar y a la vez distinto de su hermano gemelo Montserrat. Ambos están hechos de conglomerado que forma espectaculares y grandiosas paredes, pero mientras en Montserrat dominan más las formas esbeltas de las agujas, en Sant Llorenç del Munt el conglomerado conforma un relieve más achaparrado y masivo, quizás no tan fotogénico como Montserrat pero igual de bonito.

El Montcau desde un punto cercano al Coll d'Estenalles

Se puede considerar que la sierra de Sant Llorenç del Munt tiene dos grandes cumbres, situadas cada uno en un extremo del cordal y dominando cada una su respectiva comarca: al norte, el gran cono albino del Montcau es omnipresente con su curiosa forma en el Pla del Bages, mientras que al sur, la ciclópea fortaleza de la Mola vigila el Pla del Vallés, siendo ésta última la cumbre principal de todo el macizo y una de las montañas más famosas de toda Catalunya. Y es que su cercanía a la área metropolitana de Barcelona y su facilidad hacen que su ascenso sea realizado por centenares de personas cada semana del año.

En la misma cumbre de la Mola se puede encontrar un antiguo monasterio románico del siglo XI, lo que indica la importancia que tenía esta montaña a nivel religioso y cultural. Ahora, junto al monasterio (totalmente restaurado) se encuentra una hostería, donde uno puede alojarse o comer con una panorámica muy dilatada. Y es que Sant Llorenç del Munt, al ser una de las grandes montañas de la Catalunya Central, tiene una de las mejores vistas del Principado.

En esta excursión se propone cruzar Sant Llorenç del Munt de punta a punta, saliendo del Coll d'Estenalles, en el extremo norte del macizo para ascender al Montcau, contiguo al collado, y luego atravesar de norte a sur la sierra hasta llegar a la Mola. En este recorrido por el cordal visitaremos también algunos de sus principales atractivos, como la Cova Simanya o els Òbits, para así completar una ruta donde se conoce en profundidad uno de los macizos principales de Catalunya.

Ficha técnica

Desnivel: 800 m

Longitud: 15,2 km

Altura mínima: 860 m

Altura máxima: 1.103 m

Dificultad técnica: Nula para ascender a las cumbres, aunque para subir al Montcau se tienen que poner las manos en el conglomerado frecuentemente, principalmente por la roca pulida. Para entrar en la Cova Simanya Petita es necesario superar un paso vertical de unos 2 metros que puede acercarse al II-II+.

Track en Wikiloc

Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix

Acceso

El Coll d'Estenalles se encuentra en el punto más alto de la carretera BV-1221 entre Matadepera y Navarcles. Debido a la gran afluencia de gente se han habilitado bastantes parkings cerca del collado, que aún así suelen llenarse en fin de semana. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace de Google Maps.

Fotodescripción

Salimos del parking más cercano del Coll d'Estenalles, a punto de llenarse a pesar de que aún es bastante temprano. Nos dirigimos primero al collado, importante divisoria que une Sant Llorenç del Munt, a la derecha, con la Serra de l'Obac, a la izquierda. 

Desde el collado, donde hay un centro de información del parque natural, sale una pista asfaltada que sube con decisión por el bosque.

Mirando hacia el norte ya se empiezan a divisar las primeras formaciones de conglomerado, como la airosa aguja de la Falconera, última atalaya del macizo por el norte.

Cuando la pista cambia de vertiente aparece un ancho camino indicado con un pequeño poste señalando la dirección hacia el Montcau...

...montaña que aparece en breves, ya bastante cercana. Y es que la achaparrada e icónica mole del Montcau está un paso del inicio de la excursión y es una montaña bastante barata de conseguir.

El Montcau es una montaña bonita, casi desprovista de verde por la abundante presencia del conglomerado, que aquí emerge directamente e impide a la vegetación enraizar en tan duro terreno.

Separado del Montcau por el profundo Coll del Sec destaca la alargada aguja dels Cortins y sus dos terrazas, tras la cual aparece de nuevo la gran panza de la Falconera.

Tras un breve rellano, empezamos a ascender la empinada pendiente del Montcau por el camino, que está delimitado por dos cuerdas. Por fuera de las cuales se recomienda encarecidamente no pasar para no contribuir a la erosión de este frágil terreno.
 
Cuando llegamos a la base del casco somital debemos incluso poner las manos en el suelo para sujetarnos en la pendiente pulida, donde se pueden observar mil y una rocas incrustadas en este cemento natural.

Así, en algo menos de media hora desde el collado, coronamos la segunda gran cumbre de Sant Llorenç del Munt, donde hay un hito y una mesa de orientación, situada aquí debido a que las panorámicas son extensísimas.

Hacia el oeste y tras el Coll d'Estenalles aparece la Serra de l'Obac, inferior en altura y rocosidad a Sant Llorenç del Munt excepto en su parte más meridional, donde está situada también su cumbre más alta, el Castellsapera, una fortaleza rocosa que se puede observar en la parte izquierda de la foto. Pero hacia esa dirección hay un protagonista indiscutible...

...y no es otro que la sagrada Sierra de Montserrat, cuya onírica apariencia se ve incluso realzada por las brumas matinales, que embellecen aún más las centenares de agujas que se desploman sobre el valle del Llobregat.

Al norte, el Pla del Bages, en el centro del cual está su capital, Manresa, se articula alrededor del Llobregat y el Cardener cuyo origen está más al norte.

Estos ríos nacen ahí arriba, en el Prepirineo Central catalán, donde colosos como el Cadí, Ensija, Port del Comte o la Serra del Verd marcan la abrupta frontera de la cordillera pirenaica.

Al este, comprobamos la abrupta caída de Sant Llorenç del Munt por este lado. Más allá, podemos observar como el altiplano del Moianés se va formando a partir de un relieve extremadamente accidentado, con multitud de barrancos y peladas lomas cayendo por doquier. El Montseny tendría que aparecer al fondo pero desgraciadamente la jornada se presenta de mala visibilidad.

Finalmente, hacia el sur, al otro lado de la boscosa Carena del Pagés y del macizo, aparece la Mola, con el monasterio en su cumbre. Para llegar a ella tenemos que atravesar todo el cordal.

Empezamos descendiendo la pendiente de conglomerado del Montcau hasta el Coll d'Eres, que une el pelado Montcau con el resto del macizo.

Pero antes de empezar el largo cresteo de la Carena del Pagés hacia la Mola, en el Coll d'Eres nos desviamos a la izquierda, puesto que queremos visitar la Cova Simanya, una de las numerosas cuevas que se abren bajo la mole del Montcau.

En un primer momento compartimos camino con el GR, que desciende hasta el Marquet de les Roques por el frondoso bosque que se despliega por la falda este del Montcau.

Después de descender algo más de 50 metros aparece un desvío a mano izquierda que nos hará abandonar el GR y...

...cruzar el barranco para empezar a faldear de nuevo la montaña.

Salimos del bosque y empezamos a andar por una ancha vira que aparece entre el conglomerado somital y la muralla que rodea todo el Montcau.

A la vista de las Agulles de Finestrelles, que aparecen a la derecha, vemos la parte superior de la entrada de la Cova Simanya, la mayor gruta de la zona.

Debido a las habituales prospecciones arqueológicas de la zona, la entrada a la cueva se encuentra cerrada y se abre solo para visitas guiadas.

Poniendo la cámara entre los barrotes se aprecia la magnitud de la cueva, fuente de numerosas leyendas de la zona y que además contiene abundantes restos de la gente que ha ocupado la cueva los últimos milenios. 

Empezamos la vuelta al Coll d'Eres, que vemos en lo alto, pero antes...

...nos desviamos momentáneamente por este senderito para visitar la Cova Simanya Petita, que se encuentra algo más apartada del camino del Coll d'Eres.

La cueva se encuentra muy cercana al sendero pero está inmersa en el bosque por lo que se tiene que buscar su entrada.

La entrada a la sima está colgada en la pared y se encuentra protegida por un breve muro de unos 2 metros bastante vertical, por lo que tenemos que trepar hasta la entrada por el conglomerado en lo que será un paso de II-II+.

Aún así, la visita a la cueva vale mucho la pena puesto que, desde el interior, se puede apreciar perfectamente su forma de lágrima. Esta cueva se estrecha muy rápidamente pero por los espeleólogos se sabe que se une a la Cova Simanya más adelante.

Visitada la cueva, destrepamos con mucho cuidado el resalte de entrada y volvemos al Coll d'Eres por el mismo camino de subida.

Una vez de vuelta en el collado, tomamos el ancho camino que recorre la Carena del Pagés, generalmente rodeados o incluso en el interior de un tupido bosque, por lo que el recorrido no es muy panorámico.

Por ello, para disfrutar de las vistas, cuando aparece el desvío al Pla de les Pinasses en el lugar conocido como Collet dels Tres Termes, nos apartamos del sendero para ir a este rellano, que está colgado por encima de la pared que aloja els Òbits.

En este bonito balcón vuelve a aparecer la Mola, mucho más cercana. Podemos apreciar ahora por primera vez la magnitud de esta colosal montaña, rodeada de paredes y formaciones rocosas a cada cual más espectacular.

De vuelta al camino principal, empezamos un breve descenso. El descenso del collado es empinado y por piedra suelta pero bastante corto. Una vez en su base, aparece un nuevo indicador señalando ahora el sendero a els Òbits.

El camino transita por la base de la pared del Pla de les Pinasses y al estar despejado tiene buenas vistas hacia el este.

Els Òbits son un conjunto de balmas o abrigos rocosos que se abren bajo la muralla de conglomerado y que han sido habitadas desde tiempos inmemoriales.


Hay incluso un abrigo tan grande que albergaba lo que parece una casa, puesto que hay muros de piedra que la cierran. En la parte interior, bastante grande, hay restos de fuego reciente.

Tras esta visita, volvemos al camino principal para acercarnos aún más a la Mola.

Pero aún nos queda un último desvío. Queremos ascender al Turó d'en Griera, el último de los "turons" antes de la Mola y en el que, presuponemos, habrá unas magníficas vistas de las agujas que descollan de la vertiente oriental del macizo, puesto que aquí es donde son más notables.

El sendero rodea todo el Turó d'en Griera por lo que, cuando vemos que el acceso es fácil, empezamos a avanzar sin sendero por la loma, ascendiendo muy suavemente. 

El desnivel es muy escaso y no tardamos en llegar a la alargada y plana cumbre del Turó d'en Griera.

No nos equivocábamos cuando suponíamos que esta cumbre era un gran mirador. Al estar ligeramente separada del cordal es un gran balcón sobre la parte oriental del macizo, donde se encuentran sus mayores paredes. Destaca especialmente la primera de la foto por la derecha: el impresionante Turó de les Nou Cabres, una espectacular estructura rocosa que es, según mi opinión, la cumbre más bella de todo el macizo.

Más a la derecha, la Panxa Contenta es la formación más atractiva de la zona después del...

...espinazo que culmina en la soberbia torre del Morral del Drac. Precisamente hacia ahí nos dirigimos puesto que el sendero a la Mola pasa por su base.

Retornamos al camino y nos dirigimos, ahora sí, hacia la Mola, con su monasterio esperándonos en su cumbre.

El sendero se acerca a la base del Morral del Drac, del cual no tenemos la mejor vista al estar rodeado de bosque, aunque se puede ver la cruz que corona su aguja.

La Mola está protegida casi enteramente por una vertical muralla por lo que el sendero se dirige a uno de sus escasos puntos débiles.

Siguiendo los hitos y las marcas, vamos acercándonos a la pared ascendiendo por una anchísima vira.

Un indicador nos conmina a abandonar la vira y trazar una curva de 180 grados por un tramo boscoso.

Esta curva nos permite entrar a una ancha canal boscosa entre paredes que nos permite salvar la muralla de una forma muy sencilla.

La canal nos deja en la extensa ladera somital, ya sin obstáculos.

Los últimos 100 metros de desnivel consisten en ir acercándose al monasterio por este gran pradera, salpicada de árboles.

Finalmente, llegamos a lo más alto de la Mola, que, como siempre, están abarrotados de gente. Pero en el vértice de la cumbre, que está en la parte trasera de la iglesia, se suele estar bastante tranquilo.

Desde el vértice contemplamos el panorama septentrional, que nos muestra el tramo recorrido la jornada de hoy: desde el lejano Montcau hasta las portentosas formaciones rocosas de la parte oriental del macizo.

Vamos rodeando la edificación para pasar a su cara meridional, donde se encuentra la hostería, lugar donde comeremos.

En este lado de la cumbre la mejor perspectiva es hacia el sur, donde observamos como la extensa y poblada planicie del Vallès se extiende a los pies de la Mola.

A pesar de que la visibilidad de la jornada es más bien mala, podemos intuir Collserola al otro lado del Vallès.

Tras una abundante y apacible comida en la hostería, empezamos el largo retorno hacia...

...el Coll d'Estenalles, con el Montcau de referencia permanente, puesto que tenemos que llegar hasta su misma base. En primer plano, se pueden divisar los Òbits bajo la pared del Pla de les Pinasses.

No podemos dejar de contemplar la rojiza y vertical pared del Turó de les Nou Cabres, que compite con la Morella, en la parte derecha de la foto, por la mayor pared de todo el macizo.

Tras descender por la ladera norte, entramos de nuevo en la canal que nos dejará a la base de la muralla para, desde allí...

...tomar la vira hacia el Morral del Drac y empezar de nuevo la larga Carena del Pagès.

Pero antes, nos quedamos congelados ante una visión divina; una luz celestial rompiendo las nubes que cubren el cielo para rodear Montserrat en una aura angelical.

La visión es tan rompedora como fugaz y rápidamente el cielo se cubre de nuevo mientras la corta tarde de invierno va ganando terreno. Afortunadamente el camino es cómodo y la vuelta hacia el Coll d'Estenalles no se hace muy pesada.

En el Coll d'Eres tomamos la pista que desciende suavemente hacia el Coll d'Estenalles mientras va... 

...rodeando las paredes del imponente Montcau, aún más intimidante en esta oscuridad de la próxima noche invernal. Pero el rodeo es corto y en breves llegamos al Coll d'Estenalles, donde terminamos esta ruta que nos ha permitido recorrer el bonito macizo de Sant Llorenç del Munt.