Pico d'Espacs (2.550 m), Tuca Royero (2.548 m) y Pico del Obago de Vallibierna (2.508 m)

Por los confines occidentales de la Sierra Negra

La Tuca Royero por encima de las cascadas negras de Ardonés

La Sierra Negra es uno de los macizos principales del Valle de Benasque. Separando éste valle del de Vallibierna, al norte, y del de Castanesa, al sur, su nombre viene dado por la tonalidad oscura que le confiere la pizarra, predominante en estas montañas. Esta peculiaridad sumada a sus desoladas y áridas laderas convierten cualquier tránsito por sus crestas en una experiencia lunar, sin tener que salir de nuestro planeta.

La Sierra Negra se puede dividir en dos núcleos, separados por un largo y monótono cordal. Al este encontramos las alturas principales, entre ellas la montaña principal del macizo: el Pico Vallibierna, una de las montañas más famosas del valle de Benasque y también de las más bellas. El núcleo occidental del macizo, en cambio, está articulado alrededor del masivo Pico Castanesa, formando el bucólico circo de Ardonés. Si en una cosa coinciden ambas partes es en tener las mejores panorámicas posibles del macizo de la Maladeta, al otro lado del valle de Vallibierna, con el Aneto en el centro.

En esta ocasión, se explora el extremo más occidental de la Sierra Negra, recorriéndose sus cumbres más modestas y suaves, pero que, en cambio, son mejores miradores del valle del Ésera al estar situados en su misma vertical. En este ascenso recorreremos tanto las suaves praderas de Ardonés como las áridas laderas de la Sierra Negra mientras disfrutamos, de forma tranquila, de una de las mejores panorámicas del Valle de Benasque.

Ficha técnica

Desnivel: 740 m

Longitud: 11,5 km

Altura mínima: 1.980 m

Altura máxima: 2.550 m

Dificultad técnica: Muy fácil. Ascenso sin sendero pero siempre cómodo.

Track en Wikiloc

 Mapa de la ruta realizada tomado del visor Iberpix

Acceso

Poco antes del km 11 de la carretera que sube al Ampriu desde Benasque y que pasa por Cerler, sale un desvío a mano izquierda. Tomándolo, seguimos una pista en buen estado que llega hasta la Cabaña de Ardonés. En el caso de esta ruta, debido a la presencia de nieve en la carretera, se dejó el coche antes de llegar a la Cabaña. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace de Google Maps.

Fotodescripción


Empezamos la jornada en el punto en el que la nieve y el hielo cubren la pista que lleva a Ardonés, poco antes de los 2000 metros.

La pista se interna en el circo de Ardonés, del cual ya vemos sus dos grandes cumbres: la soberbia pirámide negra del Roques Trencades y la mole del Castanesa.

Cruzamos el Barranco de l'Ubago, donde se encuentra una instalación de captación de agua. Este barranco es el que, unos metros más abajo, forma la famosa cascada del Bom o de Ardonés, una de las rutas con más fama del valle.

Tras cruzar el barranco seguimos por la pista, que goza desde el primer minuto de unas panorámicas privilegiadas, ahora con el macizo de la Llardana de fondo.

Y en nada llegamos a la cabaña pastoril de Ardonés, rodeada de pastos infinitos que convierten este valle en un paraíso para el ganado.

Justo detrás la cabaña sale un sendero que rápidamente se convierte en una pista muy erosionada, la cual se interna en el Barranco del Clotet, que debemos vadear.

Barranco arriba se divisa lo que, para mí, es una de los parajes más curiosos del valle de Benasque: las cascadas negras de Ardonés. El origen del barranco del Clotet es un manantial del cual caen varias correderas de agua que, mezclándose con la pizarra y materiales ferruginosos, forman unas impresionantes cascadas de color negro y rojizo. Por encima de este rincón, se divisa ya la Tuca Royero, característica por el pasillo entre las dos bandas de nieve.

El camino empieza a descender con fuerza para llegar al fondo del Barranco del Clotet. Al otro lado del barranco tenemos el inicio de la Pala Lorruegos, por donde transcurrirá nuestro ascenso a las cumbres de la jornada. Debemos ganar el collado que se ve en la parte izquierda de la foto, entre las dos cotas.

Este barranco tiene dos ramales, debiéndose vadear ambos. Al otro lado del río, la pista aparece de nuevo y empieza a subir con fuerza.

Pero cuando la pista se acerca a una especie de rellano, debemos abandonarla para empezar a subir por la pendiente herbosa de la derecha, en dirección a un ancho collado que se divisa a la izquierda. 

Tampoco llegaremos al collado; empezamos a trazar una diagonal hacia la derecha para empezar a ascender por el lateral de la Pala Lorruegos en dirección al collado que hemos visto antes.

Detrás del colladito que nos ha servido de referencia empezamos a ver las montañas principales del macizo del Ampriu: el Cibollés, el Gallinero y la montaña más icónica de la zona: el Pico de Cerler.

Vamos superando la pendiente, la más dura de la jornada, por trazas de ganado que van apareciendo y desapareciendo.

Cuando vemos que, por encima de nuestras cabezas, los roquedos empiezan a desaparecer, giramos 180 grados para ganar la parte superior de la Pala Lorruegos.

La Pala Lorruegos es una suave pala que gana altura muy gradualmente hasta fundirse con la cresta somital de la Sierra Negra. Como compartimos dirección, la empezamos a recorrer.

Las cascadas negras que antes habíamos visto desde abajo han quedado ya a nuestra altura. En la parte superior del barranco ha aparecido ya la tercera cumbre de Ardonés: el Estiba Freda.

Ganados ya unos 100 metros por la pala, observamos como una banda de nieve cubre casi todo el acceso a la cresta cimera excepto por contados pasos.

Uno de estos pasos cae precisamente bajo la Tuca Royero, que distinguimos entre la homogénea cresta por un crestón rocoso que se encuentra en las inmediaciones de la cumbre. Así, empezamos a trazar una diagonal hacia esta canalilla herbosa que se abre entre las lenguas de nieve.

Al acercarnos a la pendiente somital, la inclinación vuelve a ir en aumento.

Esta improvisada canal nos hace sudar, puesto que es bastante empinada y bastante rocosa, aunque afortunadamente es corta.

Ganada la canal, la pendiente se convierte abruptamente en un inmenso y desolado rellano; estamos en la Tuca Royero.

A la derecha, en una pequeña prominencia, encontramos el hito que señala el punto más alto de esta achaparrada cumbre, que tiene una panorámica incomparable de las Maladetas.

Desde la modesta Tuca Royero, la Sierra Negra se eleva hasta la tríada de Ardonés: Estiba Freda, Roques Trencades y el gran Castanesa.

Pero no nos detenemos en la cumbre, puesto que debemos dirigirnos aún a la montaña que marca el final de la Sierra Negra: el Pico d'Espacs, que se presenta como una alargada y amable cresta que tiene de fondo el macizo del Posets y el de Perdiguero. Como se aprecia en todas las fotos, la panorámica de estas cumbres es de lo mejorcito del Pirineo.

Descendemos con rapidez la Tuca Royero, de unas proporciones tan llanas que apenas parece cumbre. Pero de bajada nos fijamos como, por encima de su llana cima, aparece...

...el rey de la Sierra Negra: el brutal Vallibierna, con su doble cumbre separada por el legendario Paso de Caballo.

Llegados a la base del Espacs, ascendemos por la ladera con el objetivo de ganar la cresta, con la afilada pizarra surgiendo del suelo.

La cresta tiene varios escarpes rocosos bastante afilados que la hacen entretenida, teniendo esta cumbre más carácter que la irrelevante Tuca Royero. Pero siempre se puede evitarlos por la parte derecha, de hecho se puede realizar una media ladera para esquivar todo obstáculo, pero se pierde parte de la gracia.

Tras una última cuchilla de pizarra, por fin divisamos la cumbre del Pico d'Espacs.

Tras un corto ascenso, llegamos a la cumbre del Pico d'Espacs, la más occidental de la Sierra Negra.

Pero, realmente lo es? Porque más al norte y ligeramente más al oeste, hay una pequeña cota, innominada en la mayoría de los mapas, pero con nombre en unos pocos: el Pico del Obago de Vallibierna. Esta cumbre se sitúa en el extremo más septentrional de la cresta y visto desde las profundidades de Vallibierna impresiona bastante, por lo que decidimos visitarla.

Bien por nieve bien por hierba, descendemos los casi 70 metros hasta el collado que separan el Espacs del Pico del Obago.

Cuando llegamos al collado, apenas nos queda ganar algo menos de treinta metros de desnivel para llegar...

...a la cumbre del Pico del Obago de Vallibierna, donde sorprendentemente nos encontramos con un hito.

Aquí si que nos detenemos para contemplar una de las mejores panorámicas del valle de Benasque, no en vano estamos en una posición central respecto al mismo. En primer lugar, a pocos kilómetros de nosotros, pero separados por el profundo valle del Ésera, que serpentea 1300 metros bajo nuestros pies, el macizo del Posets, cuya blanca pirámide reina con firmeza sobre su corte. Pero intimida aún más, si cabe, el laberinto de barrancos y canales que rodea a las Tucas de Ixeia, donde domina una verticalidad estremecedora.

Desde este balcón podemos ver la práctica totalidad del valle de Estós, uno de los más afamados de la Alta Ribagorza. Vigilando su margen izquierdo, el largo macizo fronterizo Gourgs Blancs-Perdiguero cubre casi todo el panorama septentrional.

Enfrente nuestro, la brutal muralla de Cregüeña, con todas sus inhóspitas y muy poco holladas cumbres superando los 2900 metros. Esta larga cresta culmina, en la parte derecha de la foto, en el  Pico Maldito, pudiéndose ver desde aquí su terrorífica cara oeste y su casi medio kilómetro de vacío.

Mirando al este, podemos ver las áridas y oscuras lomas de la Sierra Negra cayendo sobre el valle de Vallibierna que, más que el Aneto, el cual queda algo escondido, tiene su principal atracción en el Pico de Vallibierna, bien visible al fondo del valle con su peculiar forma.

Para terminar, esta espectacular vista del rey pirenaico, el Aneto, fortaleza inigualable en toda la cordillera.

Tras un buen rato de quedarnos embobados con las maravillas del valle de Benasque, toca volver. Para ello, debemos recorrer de nuevo la cresta del Espacs, ya sea por lo alto, o trazando una media ladera por la incómoda pizarra.

Nosotros preferimos ir a toda cresta, a pesar de tener que ascender de nuevo el Espacs. Lo hacemos para así poder ver de nuevo la tremenda pared de pizarra que forma este pico hacia el oeste, cayendo sobre los pinares que pueblan su base.

Con el fabuloso fondo nevado de las  montañas de Ardonés y Ampriu, desandamos la cresta hasta llegar de nuevo al collado con la Tuca Royero.

Con la Pala Lorruegos en la mirilla, sorteamos de nuevo la nieve y bajamos directamente por la descompuesta pendiente de pizarra.

Descendidos unos cien metros, cruzamos un incipiente Barranco de la Mascarada para dirigirnos a la pala.

De nuevo en la Pala Lorruegos solo quedará desandar el sencillo camino hasta el coche, gozando en todo momento de dilatadas vistas lejanas y, más cerca...

...también podemos contemplar las montañas que hemos hollado hoy, las herbosas Tuca Royero y Pico de Espacs, que, por encima de las extensas praderas y desde sus negras cumbres, nos despiden.