Mobisón Gran (2.601 m), Mobisón Chicot (2.535 m) y Punta de la Cués (2.287 m) desde el Collado de Santa Isabel

 Los guardianes del desierto

El Mobison Chicot y el Mobison Gran desde el Collado de la Cruz de Guardia

El macizo del Cotiella, uno de los más únicos de la cordillera pirenaica, alberga multitud de parajes realmente especiales, ya sea el coqueto oasis de Armeña, el espectacular Ibón de Plan o las agrestes aristas de Coronas. En la solitaria vertiente oeste de este amplio macizo, donde tres valles se desploman desde las alturas calizas hacia su boscosa base, encontramos uno de estos lugares que hacen de este macizo un lugar excepcional; una descomunal planicie, de una apariencia tan hostil y desoladora que ha hecho que sobre este paraje circulen multitud de leyendas en los pueblos de Chistau. Esta gran llanura recibe el nombre de Entremón y cubre casi 5 km de longitud por casi 3 de ancho de desierto calcáreo.

Este gran rellano, de apariencia desértica, es ocupado en verano por rebaños que se concentran alrededor de las escasas fuentes de agua que han sido aprovechadas por los pastores desde tiempos inmemoriales. Pero a medida que se avanza hacia el este, la hierba, que nunca es mucha, va dejando paso a la dura piedra caliza hasta llegar a la gran cumbre del macizo, el gigantesco Cotiella, que vigila el Entremón desde su extremo.

Los Mobisones desde la cumbre del Cotiella

Pero hay otras cumbres en el Entremón, que rodean el altiplano formando un gran circo, aunque de escasa relevancia puesto que apenas se levantan sobre la ya de por sí elevada llanura. De entre estas cumbres, hay una que destaca especialmente. Se trata del Mobisón Gran, que cierra el Entremón por el norte y que, al ser la montaña más alejada del centro del macizo, tiene unas magníficas vistas de la parte occidental del Cotiella y del valle de Chistau. Además, esta gran cabeza es bien visible desde el fondo del valle de Chistau y tiene un acceso bonito, por lo que se trata de una de las montañas más importantes del macizo, a pesar de que no es muy ascendida. Sus panorámicas, su bello entorno y ascenso, y su portentosa estampa bien merecen una visita, que se puede complementar fácilmente con dos cumbres más: la herbosa Punta de la Cués, una de las cotas herbosas que se elevan entre los profundos barrancos que se desploman del Entremón, y el Mobisón Chicot, el fiero hermano pequeño de nuestra cumbre principal.

Ficha técnica

Desnivel: 1000 m

Longitud: 11,6 km

Altura mínima: 1.800 m

Altura máxima: 2.601 m

Dificultad técnica: Pasos de II muy expuestos con mala roca en el ascenso al Mobisón Chicot. Algún paso de I en el ascenso y descenso del Mobisón Gran.

Track en Wikiloc

Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix

Acceso

Una buena pista de pago (se compran los tickets en una máquina expendedora del pueblo de Saravillo) permite el acceso al Collado de Santa Isabel, punto de acceso habitual al Entremón. Sin embargo, si se tiene un coche todoterreno o un turismo algo alto, se puede seguir por la pista del Estaso, continuación de la pista del collado, y ascender unos 300 metros de desnivel más (cota 1.800) hasta la última curva, donde hay espacio suficiente para aparcar el coche. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace de Google Maps.

Fotodescripción


Es una radiante mañana, en un día que se presume caluroso, (circunstancia que vamos a pagar en el Entremón) cuando aparcamos en la última curva de la pista del Estaso. No tenemos que llegar hasta el final, puesto que nuestro objetivo está más al este y avanzar por la pista nos desviaría del camino.

Y es que nuestra meta es el boquete del Gradiello, que se abre entre las formidables torres de apariencia dolomítica de la peña homónima, en el centro, y la Punta de la Cués a la derecha.

Como el acceso directo queda imposibilitado por las numerosas paredes que dominan la zona, desde la misma curva tenemos que subir en línea recta hacia las paredes de la Peña Gradiello.

Habiendo ganado algo más de 100 metros de desnivel, nos encontramos con la primera "grada" del día, un tendido murete donde deberemos poner las manos al suelo por primera vez pero sin muchas dificultades.

Tras superar el primer graderío nos encontramos con la ladera previa a las paredes que defienden el Entremón. Ahora ya sin obstáculos, empezamos el flanqueo a la Peña Gradiello en un terreno bastante cómodo en el que empezamos a encontrar algunos hitos.

Este flanqueo es precioso, pues al otro lado del profundo collado de Santa Isabel aparece, descomunal, la montaña-isla de la Punta Lierga, uno de los colosos del Sobrarbe.

Por pedreras inclinadas, vamos rodeando la Peña Gradiello sin ganar mucha altura para ir entrando hacia el valle, que, sin ser visto aún, se intuye perfectamente antes de las paredes de la Punta de la Cués.

Unos minutos después entramos por fin en el Gradiello, que en su parte intermedia es un bonito tobogán entre murallones.

Es aquí donde encontraremos la segunda "grada", la más larga y empinada pero que se supera sin mayores problemas.

Son unos 30 metros de inclinada ladera pedregosa que se hacen mayoritariamente andando con algún que otro apoyo de manos y que nos dejan...

...en la parte alta del Gradiello, un oasis de verdor en medio de la dura y agreste caliza. A nuestra derecha se encuentra la Punta de la Cués, pero para llegar a su cumbre deberemos dar un amplio rodeo puesto que las paredes siguen defendiendo su base.

Empezamos siguiendo el fondo del valle hasta que se cierra en un primer murete, salvado por un ancho tubo herboso en el que aún vemos algún hito.

Pero dejamos los hitos de lado, puesto que vemos como se dirigen hacia la izquierda, probablemente hacia los Mobisones. Nuestro camino sigue el fondo del Gradiello, que poco a poco va ganando altura para igualarse con la cresta de la Punta de la Cués.

Cuando el fondo del barranco vuelve a quedar tapado por roquedos, nos desviamos por la derecha para empezar a ascender por la empinada pendiente herbosa de la Punta de la Cués, en dirección a una brecha bien visible en la arista.

Mientras vamos ascendiendo, tenemos una buena perspectiva de los distintos rellanos que conforman este curioso valle, que culminan en el ya visible pero aún muy lejano Mobisón Gran.

Llegados a la brecha, nos esperan 50 metros de fácil y pedregosa arista hasta llegar...

...a la herbosa y poco transitada cumbre de la Punta de la Cués.

La cumbre es un mirador de primera de la parte occidental del Cotiella. En este caso vemos las verticales cumbres de la Serra Sardanera, que delimitan el inhóspito Barranco del Acitolar, tras las cuales aparece, tan característica como siempre, la Peña Montañesa.

Al oeste, omnipresente, la mole de la Punta Lierga, con las montañas de Ordesa y la Munia en el horizonte cubiertas por la calima.

Finalmente nuestra atención se dirige a los dos principales objetivos de la jornada, los Mobisones, cuyas cumbres surgen como dos gigantes entre el inmenso altiplano, esperándonos en la punta más septentrional del Entremón. 

Como cruzar el Entremón, aunque sea solo en parte, nunca es corto, abandonamos la cumbre y empezamos a dirigirnos hacia las dos cimas, concretamente hacia el collado que los separa. Mientras avanzamos, vamos viendo como la perspectiva de los Mobisones va cambiando, especialmente el mayor.

El Entremón está formado principalmente por pedriza calcárea, un terreno muy duro y áspero que imposibilita la vida de otra vegetación fuera de algunas herbáceas y pequeñas flores, incluida la flor de las nieves o Edelweiss, que tiene en el macizo de Cotiella uno de sus últimos refugios.

Mientras vamos avanzando por este desierto, vemos como, muy lejano, en el extremo del Entremón, aparece el gran jefe: el Cotiella.

Tras un buen rato de ascenso muy suave por un achaparrado lomo, nos acercamos al collado entre los Mobisones. Para llegar a su base, debemos cruzar varios barrancos secos.

Llegamos por fin a la base del collado, del que nos separan poco más de 50 metros de desnivel. Desde la Punta de la Cués habrán sido algo menos de 3 km y apenas hemos cruzado parte del Entremón, muestra de las dimensiones de este paraje.

Cuando llegamos al collado, dejamos las mochilas y emprendemos primero la subida al Mobisón Chicot, el cual consta de dos cimas. La septentrional y más alta (que vemos a la izquierda), es un pitón rocoso vertical y airoso, mientras que la meridional se puede ascender andando por una suave y pedregosa ladera.

Cuando llegamos a la base del casco somital, utilizamos las pedreras que caen entre los roquedos para ascender más fácilmente. 

Rápidamente nos plantamos en la cumbre sur y más baja del Mobisón Chicot, desde la cual la apariencia de la cumbre norte y real es bastante terrorífica. Aunque parece inabordable, su ascenso no es muy difícil pero si bastante delicado por la verticalidad del terreno y la mala calidad de la roca.

Bajamos los 20 metros que nos separan de la base de la torre, por terreno empinado y descompuesto. 

Como la parte baja de la pared es demasiado vertical, nos dirigimos a la izquierda de la misma, donde una escondida canal diagonal nos permite subir unos 5 metros de forma algo más protegida.

La canal nos deja en una terraza desde la que nos quedarán unos 20 metros de trepada. Habrá un par de pasos de II en respectivos muros verticales que tienen buenas presas, pero con una exposición tremenda. La parte final es bastante más tendida. En esta foto se aprecia como el compañero está a punto de bajar el primero de los muros (el segundo está a la derecha y arriba) para llegar a la entrada de la canal.


En esta foto se observa la canal en sombra desde las pequeñas terrazas situadas en la pared, más o menos desde la mitad del ascenso. Como se puede apreciar, la verticalidad es total y la roca no es muy de fiar.

Tras una corta pero adrenalínica trepada, llegamos a la cima del Mobisón Chicot, una cumbre pequeña pero matona.


Desde la cumbre vemos delante la antecima sur de nuestra cumbre, mucho más amable que la principal.

Más allá, culminando la Serra Sardanera y el Entremón, el rey del Prepirineo, el Cotiella.

El cordal en el que se encuentran los Mobisones continúa, de forma suave, hacia el este para unirse con las cumbres mayores del macizo por el collado de la Pala del Puerto.

Tapando el panorama occidental, el Mobisón Gran nos espera al otro lado del collado, al que debemos volver.

Tras un descenso en el que debemos extremar la precaución, volvemos al collado, desde el que el Mobisón Gran muestra su pose más intimidante. Empezamos el ascenso utilizando la ladera para trazar una diagonal por la izquierda hasta que la pared cede.

Atrás queda la bicéfala cima del Mobisón Chicot con su carácter dispar: brutal la cima izquierda y benévola la derecha.

Cuando la pared a nuestra derecha cede, empezamos a subir por la cara sur, muy empinada y rocosa pero sin  grandes dificultades.

Tras un duro pero no muy largo ascenso, nos plantamos en la arista somital del Mobisón Gran y tras unos minutos de cómodo andar...

...llegamos a la ancha y panorámica cumbre del Mobisón Gran, una de las grandes del macizo del Cotiella.

Hacia el norte, el valle de Chistau sigue aún bastantes kilómetros hacia el norte antes de culminar en los grandes tresmiles de Posets, Bachimala y Culfreda.

Más al este, tras la Peña es Litás y la Peña las Once, las Maladetas coronan la cordillera.

Al sur, antes de que las montañas se fundan con las tierras bajas, la Peña Montañesa ejerce como último bastión pirenaico.

Y cerramos la rueda con el panorama oriental, que es dominado de forma contundente por el caparazón  del Cotiella, separado por la profunda brecha de las Brujas del segundo al mando, el recortado Pico Espouy.

Para realizar una circular, decidimos descender por la arista oeste del Mobisón, mucho menos pateada que la vía normal. Empieza bastante tendida pero...

...rápidamente se torna abrupta, debiendo realizar algún que otro destrepe que, sin ser díficiles, son algo incómodos por la descomposición de la arista.

Con un paso algo más lento de lo esperado, dejamos atrás la primera mitad de arista, la más airosa.

El segundo tramo es menos empinado pero igual de incómodo que el anterior pues una mala pedrera cubre la ladera.

Afortunadamente el tramo es corto y llegamos al collado que nos separa de la Peña Calva, modesta cota que es la que marca el término real del cordal que hemos ido recorriendo en la jornada de hoy y a la que nos vamos a acercar.

Lo que nos separa de la Punta Calva es un corto paseo que vale la pena, pues no solo tenemos buenas panorámicas de las montañas del Sobrarbe...

...sino que también tenemos una soberbia perspectiva del Mobisón Gran, que parece que no tiene una pose mala.

A pesar de ser más baja, la Punta Lierga destaca sobremanera, emergiendo como un islote entre los valles del Cinca y el Cinqueta.

A la vista de las proas que caen del Entremón (destacando la Punta de la Cués, la primera cima de la jornada), empezamos a descender en dirección a la pista del Estaso, que vemos 600 metros por debajo.

Para ello, trazamos una diagonal desde la Punta Calva hacia un senderito que vemos por debajo, Mirando atrás, el Mobisón Gran va mostrándose cada vez más fiero.

El Entremón está bien defendido por las paredes que delimitan el macizo en su parte occidental, pero los pastores encontraron una sencilla vía de ascenso a sus prados, camino que vamos a utilizar para bajar.

Este sendero aprovecha una horcada situada en la vertical de la Punta Calva para entrar en las descompuestas laderas bajo la cumbre, siendo el único paso sencillo para ascender al Entremón (aparte del Gradiello, bastante más escondido).

Ya en las empinadas laderas inferiores, ya solo tenemos que descender por el sendero mientras disfrutamos de las vistas...

...de los bonitos espolones de la Peña Gradiello y la Punta de la Cués, con la Peña Montañesa en lontananza.

Sobre los 2000 metros llegaremos al prado colgante del Prau Ventanuelo, un soberbio balcón...


...sobre el Valle del Cinqueta, con Saravillo a nuestros pies.

Desde este balcón, es sobrecogedora la vista que tenemos de la brutal pared que se desploma desde la Punta Calva hacia el valle,

Desde el prado ya solo nos quedará una travesía por un bonito bosque de abetos hasta llegar de nuevo a la pista del Estaso, donde cerraremos esta bella circular por uno de los parajes más curiosos del Cotiella: el Entremón.