Cogulló del Turp (1.621 m) desde Llinars

 El triángulo perfecto dels Esplovins: el Turp

El Turp visto desde el mirador de Serra-Seca.

El río Segre abandona la alta montaña en un profundo desfiladero, el congost dels Esplovins. En este congosto el Segre es flanqueado por dos inmensas atalayas, dos de los grandes macizos prepirenaicos catalanes: el macizo d’Aubenç y el del Turp. Estos dos macizos siguen la tónica del Prepirineo catalán, grandes paredes combinadas con inclinadas pendientes boscosas

El Cogulló de Turp vigila la ribera izquierda del Segre y es una montaña que destaca sobremanera. Así como Aubenç es una mole uniforme y masiva, el Turp es afilado y forma una afilada cresta que finaliza en el puntiagudo Cogulló. El largo espinazo del Turp forma una ininterrumpida arista recta de más de 6 km en dirección Sudoeste-Noreste, protegida en casi toda su longitud por una pared en su cara meridional, que culmina justo en su parte central en el Cogulló del Turp. El Turp queda aislado del resto del Prepirineo por el Coll del Boix, cerca de Llinars, a partir del cual empiezan a predominar las suavidades del Port del Comte y su descomunal cúpula, del que tendremos una vista privilegiada. Su notable altura y aislamiento permiten que el triángulo casi perfecto que forma la Serra del Turp pueda ser observado desde bastantes puntos de las llanuras de Lleida. Por todo ello y por las vistas que se pueden ver desde la cumbre es por lo que nos decidimos ir a hacer una visita a esta montaña.

Ficha técnica

Desnivel: 400 m

Longitud: 7 km

Altura mínima: 1.340 m

Altura máxima: 1.612 m

Dificultad técnica: Nula

Track en Wikiloc

Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix

Acceso

Para llegar al punto de partida, se coge una pista que nace desde el mismo pueblo de Llinars y se desvía a la izquierda hasta que llega a un cruce desde donde se puede llegar al Pla de les Guàrdies. Allí hay espacio para dejar un par de coches al lado del camino. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace a Google Maps.

Fotodescripción

Desde donde hemos dejado el coche tomamos la pista encementada que se dirige al Pla de la Llacuna, pasando a la vera de campos y granjas.

Al fondo, omnipresente en toda la ruta, el Turp ya nos muestra su diente rocoso, asomando por encima del Tossal de la Pinassa.

El día está algo nublado, contrastando el gris oscuro de las nubes con el refulgente manto blanco que cubre el Cadí.

Rápidamente llegamos al Pla de la Llacuna, que ya empieza a florecer.

En la bifurcación que se nos presenta, tomamos el desvío derecho.

La pista se interna en un bosque mientras baja levemente, pero la abandonaremos por un desvío que aparecerá pocos metros más adelante a la izquierda y que sube al Tilló.

La pista asciende suavemente hasta lo alto de la loma, donde nos encontramos con una bifurcación.

En esta bifurcación si tomaramos la pista de la izquierda llegaríamos directamente al Coll de la Travessa, pista que utilizaremos para regresar. Sin embargo, preferimos dar un rodeo para ir al Tilló y buscar un sendero que supuestamente va desde la misma cabaña hasta el collado.

La bajada hacia el Tilló va por una pista en un estado algo más degradado. Tras pasar por la cabaña, al no encontrar el sendero, abandonamos la pista para entrar en un campo y, tras cruzarlo, en el bosque, con la esperanza de encontrarlo en algún momento.

Antes de entrar en el bosque, el Cogulló del Turp se nos muestra ya con una pose ya más completa e intimidante.

El bosque está bastante limpio pero no hay ni rastro de sendero, así que nos dirigimos al Coll de la Travessa más o menos por donde nos parece.

El bosque está replantado y, cuando nos acercamos al Coll de la Travessa, aparece una traza de camino que seguimos, puesto que va en la dirección deseada.

Después del breve tramo arborícola, aparecemos en la pista que conduce al Coll de la Travessa, al que llegamos de inmediato, con el Turp muy cercano ya.
Desde el Coll de la Travessa hay grandes vistas de las salvajes y verticales sierras de esta zona del Alt Urgell.

Desde el Coll de la Travessa, la pista empieza a subir decididamente, superando primero unos escarpes rocosos y luego desviándose hacia el norte para esquivar el Cogulló por su derecha, llegando al Coll de la Coma de Turp.

Desde el mismo collado nace un claro sendero a la izquierda que se interna en el empinado bosque que forma la cara norte del Cogulló de Turp.

El sendero sube por la cara norte del Turp, boscosa pero empinada.

A medio camino, tenemos que cruzar por una pedrera muy bien asentada por el camino.

Ya hemos dejado abajo el Coll de la Coma de Turp.

El tramo final es el más empinado y subimos ayudándonos de los árboles para no perder el equilibrio.

Después de cruzar un par de tarteras y superar empinados tramos con ayuda de los árboles, aparecemos en la panorámica cumbre del Turp, decorada con un gran palo y un mojón cimero. 
Mil metros por debajo, el Segre pasa por el Congost dels Espluvins, que separa nuestra cumbre de las gigantescas paredes de la vecina Serra d'Aubenç, guardiana del lado occidental del Segre.

Las paredes que se descuelgan de la cumbre hacia Oliana son espectaculares.

Al otro lado del Segre, las sierras de Carrànima y Carreu, ya en el Pallars Jussà.

Si miramos hacia el este, la mole del Port del Comte tapa todas las vistas hacia esa dirección.

Casi al final del pantano de Oliana, podemos ver parte del precioso macizo de Sant Honorat y el Corb

De vuelta al collado, nos desviamos momentáneamente hacia los roquedos que hay hacia el norte. La cresta norte es una sucesión de varias cotas rocosas que se trasponen fácilmente pero con un poco de patio al este.

Estas cotas nos proporcionan una bonita vista de la boscosa cara norte del Cogulló, por donde hemos subido, al igual que hacia la zona de Canelles y Perles.

Ya de vuelta, en dirección al Coll de la Travessa, situado bajo el Tossal de la Pinyassa, que se ve al fondo.

Tras superar el collado, la pista se interna en el bosque y nos deja cerca del Tilló.

Echamos una última mirada al Turp, el Coll de la Coma del Turp y los roquedos por donde hemos transitado hace un rato.

Ya solo nos quedará desandar nuestros pasos para llegar al Pla de la Llacuna y, desde allí en pocos minutos al coche.

Sin embargo, de vuelta a casa no podemos resistirnos a parar momentáneamente en el mirador de Pedra Seca, un balcón fabuloso sobre la preciosa vall de Sàlzer y también, lejano, del triangular Turp.