Pollegó Superior del Pedraforca (2.506 m) desde el Mirador del Gresolet

 La montaña más emblemática de Catalunya

El Pedraforca visto desde el este

Cuando se le pide a cualquier montañero catalán que piense en una montaña, la mayoría, sin riesgo a equivocarme, les vendrá en mente de forma inmediata una montaña concreta. Seguramente se les aparezca en el pensamiento una forma peculiar, una colosal horca formada por dos grandes crestones calizos que, trazando dos arcos paralelos, se juntan en un gran collado del que caen dos desoladas tarteras. De estas grandes curvas de piedra albina caen gigantescas paredes que se desploman sobre los insondables bosques que cubren sus faldas y que forman una postal inigualable. Estoy hablando, naturalmente, del Pedraforca, seguramente la montaña más legendaria y emblemática del pirineísmo catalán.

El Pedraforca está enclavado en medio del Prepirineo central catalán, entre el Berguedà y el Alt Urgell, rodeado de algunas de las montañas más ilustres del Prepirineo. Situado en el accidentado espacio que dejan el Cadí, al norte, y Ensija y el Verd al sur, la bicéfala cabeza del Pedraforca aparece repentinamente cuando se sube bien hacia Saldes, bien hacia Gòsol, los dos pueblos que se asientan bajo su alargada sombra.

Más que una sola cumbre, el Pedraforca es un pequeño macizo con distintas puntas distribuidos a lo largo de los dos arcos calizos. El Pollegó Inferior marca la cumbre de la cresta sur, mucho menos transitada y de acceso más salvaje y comprometido que la norte, donde se encuentran las mayores alturas del macizo. En la cresta septentrional, aparte de formidables agujas  se encuentra el punto más alto del macizo, el Pollegó Superior, cima que coronan miles de personas al año, ávidas de hollar esta legendaria montaña. 

Y es que el Pedraforca es una de las montañas más ascendidas de los Pirineos, a pesar de que no está exenta de dificultades. Lo que se considera la ruta normal, por el Coll del Verdet, implica una larga y constante trepada que, aunque muy sencilla, sumada a las multitudes (y también a la poca preparación de bastantes de los que intentan ascenderlo), ocasiona que el Pedraforca sea un punto negro en cuanto a accidentes anualmente. Pero para los habituales en la montaña, el Pedraforca resultará una entretenida ascensión y una de las más bellas en la cordillera, una montaña que todo pirineísta que se precie debe tener en su registro y que colmará las expectativas de todo aquel que, viéndola por primera vez, sienta el deseo de ganar su altiva y indomable cumbre.

Ficha técnica

Desnivel: 1.030 m

Longitud: 10,1 km

Altura mínima: 1.560 m

Altura máxima: 2.506 m

Dificultad técnica: Baja-Media. Constantes aunque sencillos pasos de trepada (I-I+) desde el ascenso al Cim Nord del Pedraforca hasta el Pollegó Superior, no muy aéreos.

Track en Wikiloc

Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix

Acceso

Iniciaremos la ruta en el Mirador del Gresolet, al que llega una pista asfaltada que sale de Saldes. Aunque hay bastante sitio para aparcar, mejor ir temprano puesto que se llena muy rápidamente. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace de Google Maps.

Fotodescripción

Desde el mirador del Gresolet, punto de inicio de la ruta, ya se nos muestra, apabullante, la mole del Pedraforca, con su cumbre en un segundo plano tras la terrorífica pared del Calderer, la segunda cima más alta del macizo.

Tras retroceder unos metros por la carretera, a mano derecha aparecen las escaleras y el sendero que llevan al refugio Lluis Estasen, a donde debemos llegar.

Tras cien metros de ascenso por el bosque, llegamos al Estasen, refugio que es parte de la Cavalls de Vent y que también es bastante frecuentado por los numerosos escaladores que intentan someter a la blanca muralla del Pedra.

Desde el refugio podemos ver perfectamente dos hitos importantes de la ruta de hoy. En esta primera foto vemos el Coll del Verdet, situado a la derecha de la muralla y único punto de acceso sencillo a la misma.

Y en esta segunda imagen, vemos el Pollegó Superior, inconfundible por la verde rampa inclinada bajo su pared y por la cueva de la Grallera, en su base.

Detrás del refugio sale el sendero al Coll del Verdet, mientras que de la izquierda del mismo sale el que se dirige directamente a la Enforcadura, estando ambos caminos muy trillados. Subiremos por el primero y descenderemos por el segundo.

El sendero, muy bien marcado pero accidentado, va cruzando varias canales repletas de grandes bloques que han ido cayendo desde la muralla.

Sin duda, el más afamado de estos tubos es la canal del Riambau, la gran escalada invernal del Pedraforca y de las más conocidas de los Pirineos.

Tras el tramo de las canales, el sendero empieza a coger altura y a situarse bajo las paredes que se desprenden del Cap del Verdet, mientras vemos el Comabona y el Puig Terrers, últimos representantes del Cadí, de fondo.

Tras un fuerte ascenso por el bosque, el sendero nos deja en una breve pero empinada canalilla de roca muy pulida por la que tenemos que trepar.

De nuevo con el poderoso Calderer de frente, entramos en la parte más panorámica del ascenso.

Una bonita vira nos permite salvar la pared que defiende la canal del Coll del Verdet.

Tras rodear la pared por el norte y pasar por una bonita "bauma", entramos en los prados situados bajo el collado, ahora ya expedito. 

Un gran hito nos señala el inicio de una arista herbosa, primero cubierta por un bosque cada vez más ralo...

..y luego ya entrando en terreno despejado, momento en el que la hierba también empieza a ser sustituida por las grandes tarteras calizas que dominan las empinadas pendientes de la montaña.

El collado queda escondido detrás de la pared del Cap del Verdet, pero se puede intuir fácilmente en lo alto de una fuerte subida.

Tras un último esfuerzo, llegamos finalmente al Coll del Verdet, punto final de la parte "sencilla" de la ruta.

En el Coll del Verdet, mucha gente descansa y aprovecha para prepararse para la trepada que viene en breves, algunos equipándose incluso, aunque eso no será necesario a poco que se tenga un poco de experiencia en montaña.

Tras un breve descanso, empezamos a encarar la última parte del ascenso. Desde el collado mismo, una gran roca bloquea el acceso directo pero el camino la bordea por la izquierda.

Empezamos a andar los últimos 100 metros de desnivel antes de llegar a la pared de la montaña. Concretamente estamos delante del Cim Nord del Pedraforca, última cota relevante del arco calizo septentrional y la primera que ascenderemos. En esta cumbre, la muralla ya ha perdido gran parte de su tamaño, aunque no su fiereza.

A nuestra derecha cae el espolón occidental de la cresta superior del Pedraforca, con una inmensa tartera a sus pies. Al fondo, de nuevo en el verde valle, podemos ver el pueblo de Gòsol, bajo la ingente masa dels Cloterons.

Cuando nos acercamos a la pared, parece imposible que se pueda acceder a la cresta sin utilizar técnicas de escalada. Sin embargo, fijándonos bien, se puede observar como una canal, trazando una diagonal de izquierda a derecha, nos permite superar la pared sin grandes dificultades.

En este rudimentario croquis se puede ver mejor el trazado que vamos a seguir para ascender al Cim Nord del Pedraforca.

Tras subir a un pequeño promontorio, entramos en la canal, que queda algo escondida por un espolón. La canal alterna tramos que se suben andando con otros más verticales que nunca llegan al II grado.

Vista a media canal, superado el primer tramo algo más vertical. Uno de los problemas que nos podemos encontrar (entre mayo y octubre sobretodo), es la caída de piedras por parte de la gente que de bien seguro tendremos por encima, a no ser que se salga a primera hora. En el Pedraforca hay siempre gente.

Vista atrás desde este mismo punto, superada la primera parte (y la más sencilla). Ahora empieza la parte más vertical y complicada. Abajo a la izquierda se puede ver el Coll del Verdet, de donde venimos.

En la parte superior de la canal encontramos el paso más técnico, una sección bastante vertical que aún así no sería un gran problema si no fuera con el hecho de que la roca está muy pulida, algo bastante frecuente en las trepadas del Pedraforca por la ingente cantidad de montañeros que han ascendido por aquí. Una cuerda ayuda a superar el paso.

Unos metros más arriba, encontramos el último paso relevante, una sección estrecha y vertical pero con muchas presas buenas. En todo momento marcas amarillas nos guían por el mejor camino.

Así, llegamos al final de la canal de acceso a la cresta del Pedraforca, habiendo ascendido unos 80 metros mediante trepada.

Sin embargo, aún queda bastante tela que cortar, pues apenas estamos en el Cim Nord del Pedraforca, lugar donde se inicia el cresteo hasta el Pollegó Superior, que vemos lejano. De la cumbre del Pedraforca nos separan dos prominentes agujas, separada cada una por sendas brechas.

Descendemos la primera brecha por terreno muy descompuesto pero fácil y empezamos a trepar por una pendiente pronunciada hacia la primera aguja, dejando rápidamente atrás el Cim Nord.

La segunda aguja es ligeramente más alta y más achaparrada que la primera, aunque a la izquierda empieza a aparecer el abismo septentrional de la montaña.

El descenso a la siguiente brecha es algo más empinado y la trepada a la segunda aguja transcurre primero por unas pulidas placas con estrechas viras por las que se puede trepar.

Trepados unos 30 metros, llegamos a la cumbre de la segunda aguja...

...desde donde vemos, imponente, el majestuoso Pollegó Superior, con mucha gente en su cumbre.

El descenso a la última brecha se tiene que realizar con bastante cuidado, puesto que hay mucha piedrecilla suelta que puede provocar un traspiés.

Los últimos 40 metros de trepada son lo más complicado del cresteo, puesto que el ascenso al Pollegó Superior es bastante vertical. Distintas canales surcan su pared y las presas son muy buenas, aunque dependiendo de donde te metas, en algún paso pueden escasear.

A pesar de ello, la trepada es corta y muy entretenida, por lo que rápidamente nos plantamos en el aplanado tramo final, desde donde rápidamente llegamos a...

...la concurrida cumbre del Pollegó Superior del Pedraforca, máxima cota de la montaña. 

El día está muy turbio, por la presencia de polvo sahariano en la atmósfera, por lo que la panorámica, que en otros días sería excepcional, se limita al límite más occidental del Cadí, cuya muralla cierra la comarca por el norte.

Al noreste, la Serra Pedregosa culmina en el Comabona, la última gran montaña del Cadí por el este y de las más individualizadas.

Mirando al suroeste, otros dos gigantes del Prepirineo: la Serra del Verd y el Port del Comte. Junto a Ensija, que no se ve en la foto, forman la muralla meridional prepirenaica de esta zona y también de las montañas más prominentes de Catalunya.

Al este, el panorama queda en parte tapado por el Calderer, la segunda cumbre del macizo y de acceso bastante más complicado. No nos resistimos a asomarnos con cuidado al vacío para... 

...observar, bajo el abismo del Calderer y el Pollegó Superior y más allá del laberinto de agujas y canales de la pared, el prado donde se asienta el refugio Lluís Estasen, diminuto ante semejante entorno.

Como el día no es el mejor para observar paisajes lejanos, no nos estamos mucho tiempo en la cumbre y empezamos el descenso, ahora por el otro lado. Así, descendemos del Pollegó Superior por una canalilla y nos plantamos en el inicio de la ancha pero empinada pendiente terrosa que se dirige a la Enforcadura, el gran collado que separa el Pollegó Superior del formidable diente del Pollegó Inferior, que vemos al otro lado.

Este descenso no tiene más misterio que evitar resbalar en la piedrecilla que cubre toda la ladera, así que representa un acceso mucho menos técnico que el ascenso por el Verdet.

Tras el descenso por la canal, tardamos apenas unos minutos para llegar a la gran Enforcadura, quizás el lugar más característico de la montaña por ser el accidente geológico que forma la "Forca". 

En la Enforcadura, bajo la pared del Fals Pollegó Inferior (porque aunque parezca lo contrario, el recorrido entre esta redondeada cota y el auténtico Pollegó Inferior se ve interrumpido por una pavorosa brecha), tenemos dos caminos que podemos tomar.

Girando hacia el oeste, entraríamos en tierras de Lleida y bajaríamos al pueblo de Gòsol, que vemos bajo la cúpula dels Cloterons, por la tartera homónima. Al fondo, en otras ocasiones, veríamos las montañas del Pallars y medio Pirineo.

Girando al este, nos dirigiríamos a tierras barcelonesas para bajar a Saldes también por la tartera homónima, que se encuentra bellamente enmarcada por la pared del Calderer y por la espectacular muralla del Pollegó Inferior. Nosotros tenemos claro que es por aquí pero la gente que baja por la tartera contraria y se encuentra con que está en la provincia contraria a la que ha dejado el coche no es poca.

Así pues, echamos un último vistazo al Pollegó Superior, que desde aquí se muestra casi desapercibido y nos tiramos por la vertiginosa tartera de Saldes.

La bajada de la tartera de Saldes tiene fama de ser un auténtico romperodillas, por su pendiente endiablada y porque debido a las decenas de miles de personas que han bajado por aquí desde que el Pedraforca se empezó a ascender, casi todas las piedras que la cubrían han rodado hasta abajo, dejando una ladera terrosa absolutamente infernal de bajar (un servidor la consideraba una de las peores bajadas de los Pirineos). Además, al quedar descubierta de piedras, la degradación de la pendiente se aceleró en gran medida y la bajada empezó a tornarse peligrosa. Por ello, desde hace pocos años, se ha prohibido el descenso por la tartera y se ha habilitado un camino que la evita por la derecha.

El descenso por el camino, que transcurre por numerosas escaleras y que está siempre delimitado, sigue siendo horroroso, pero es que no se puede hacer más en una pendiente que en muchas ocasiones supera los 30 grados de inclinación cubierta de piedrecilla. De hecho, en mi opinión mejora el descenso por la tartera y lo hace más seguro. 

El camino, que va pegado a la muralla que desciende del Pollegó Inferior, tiene una magnífica perspectiva de la cresta dels Cabirols, una de las formas más técnicas de acceder a la cumbre del macizo. Entre las distintas agujas, vemos como nos observa la cabecita del Gat, entre las cumbres dels Cabirols.

Descendiendo por el vertiginoso sendero, vamos dejando atrás la Enforcadura y la fotogénica pared del Pollegó Inferior.

Mientras que se va abriendo el panorama, hoy muy limitado, del agreste Alt Berguedà. Poco a poco van apareciendo árboles salpicando la tartera, señal de que nos acercamos a su final.

Finalmente, traspasada la última pared de la cresta, el sendero la bordea por debajo por un último tobogán de piedras y abandonamos al fin la gran tartera del Pedraforca.

Ahora solo quedará rodear el macizo por un apacible bosque hasta retornar al Lluis Estasen.

El sendero, prácticamente llano y en ocasiones protegido por pasarelas, es muy cómodo incluso cuando tiene que cruzar una última pedrera, la tartera que cae de la cresta dels Cabirols.

Y así, cansados pero satisfechos, nos encontramos de nuevo con el Estasen, cerrando esta circular a la montaña más famosa, y con merecimiento, de Catalunya.