Mola d'Estat (1.135 m) y Mola de Roquerola (1.058 m) por Castellfollit

La Prades más agreste

Els Roquers de la Cansalada bajo la cumbre de la Mola d'Estat, desde la Mola de Roquerola

La Serra de Prades en general es amable y suave, con grandes bosques cubriendo todos los valles y también las poco destacadas cumbres de la sierra. Sin embargo, esta apacibilidad se ve ocasionalmente rota por la presencia de roquedos que aparecen repentinamente en medio del bosque y que, en algunos casos, se desploman bastantes metros sobre el fondo del suave valle. Hay dos zonas en toda la Serra de Prades donde se puede tener sensación de vértigo: les roques de Castellfollit (con la proa de la Roca de Ponent destacando) y el inhóspito vallecito que se aloja entre las paredes de la Mola d’Estat y la Mola de Roquerola.

La Mola d’Estat es la segunda cumbre en importancia del macizo de Prades, ya que es la máxima altura de su sector oriental, unido al occidental y principal por la estrecha Serra del Bosc. Junto con la Mola de Roquerola, forma el sector más agreste de la Serra de Prades al aparecer en el rincón entre las dos cumbres unas bonitas paredes que rompen la tónica del amable macizo. Hoy podremos observar este lugar, fácil de acceder pero desconocido para el gran público, y que nos permite ver uno de los lugares más bonitos y, si se puede decir así, alpinos de la civilizada Serra de Prades.

Ficha técnica

Desnivel: 600 m

Longitud: 9 km

Altura mínima: 750 m

Altura máxima: 1.135 m

Dificultad técnica: Nula

Track en Wikiloc

Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix

Acceso

La ruta empieza en la casa forestal de Castellfollit, a la que se accede mediante un desvío en la carretera T-700, carretera que va de Poblet a Prades. Este desvío, completamente asfaltado, conduce a la casa forestal, pero cabe decir que en ocasiones se controla la entrada a la Reserva Natural por lo limitado que es el aparcamiento en la Casa Forestal, así que mejor llegar temprano. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace a Google Maps.

Fotodescripción

Desde la Casa Forestal de Castellfollit, una de las varias casas destinadas a ingenieros durante el siglo pasado y el anterior en la Serra de Prades, tomamos la pista que sale de su parte trasera.

La pista va subiendo por el Barranc de Castellfollit muy suavemente.

Sin embargo no tardamos en abandonarla para tomar el Itinerari micològic, un sendero que se abre a mano derecha.

El sendero sube con más ganas que la pista de Castellfollit, pero está muy bien cuidada.

Y es que este sendero es bastante transitado para poder ver las distintas setas pintadas en los árboles, en este caso un pie de rata, siendo una de las atracciones de la Reserva Natural de les Muntanyes de Prades y una ruta muy recomendable para hacer en família.

Cuando el sendero llega al collado con el Tossal Rodó sigue subiendo, hasta encontrarse con una pista algo degradada que seguimos en dirección a la izquierda.

Esta pista no tarda en encontrarse con la que seguimos al principio de la ruta, que sigue subiendo hacia lo más alto de las montañas de Prades. Nosotros la tomamos pero de bajada, puesto que el sendero que sube al Coll de la Caldereta sale de una altura algo inferior.
Tras girar en una pronunciada curva, la pista empieza a bajar de nuevo al fondo del Barranc de Castellfollit, pero no descenderemos mucho puesto que al cabo de poco rato un sendero poco marcado aparece a mano derecha, señalado por un hito.

Este es el sendero que nos llevará al Coll de la Caldereta, por lo que lo cogemos. Subimos con decisión, siempre bajo un denso y precioso bosque, tónica general de la excursión.

El bosque es uno de los atractivos principales de la Serra de Prades, habiendo sitios con una gran densidad forestal y con algunos árboles de notable altura.

Tras ganar altura por la cara norte de la Serra del Bosc y trazar una diagonal hacia el Coll de la Caldereta, no tardamos en llegar al mencionado collado.

El coll de la Caldereta es un importante cruce de caminos y es nuestro punto de unión con el GR, que pasa por toda la Serra del Bosc uniendo la Mola d'Estat con el núcleo de Prades. 
Nosotros seguiremos la pista que muere en el mismo collado en dirección a la Mola d'Estat.

Si alguien viene en sentido contrario, por aquí hemos llegado desde el Barranc de Castellfollit.

No seguimos mucho rato la pista, puesto que el GR, que nos conducirá a la cumbre deseada, se separa del carril para subir por un sendero escalonado.

Mientras vamos subiendo en dirección al Coll de la Cova Fumada, un claro en el bosque nos permite ver les Roques de Castellfollit, de los pocos sitios de Prades donde la roca predomina por encima del bosque. Hoy vamos a pasar por otro de estos lugares.

Cuando aparecemos en el Coll de la Cova Fumada, nos encontramos con la base de la Mola d'Estat, que como toda Mola que se precie, está protegida de paredes por todos sus lados.

Sin embargo, siempre hay algún punto donde la muralla flaquea, y este punto lo encontramos un poco más adelante y está bien marcado con el GR. Tras trepar esta escalera natural de piedra resbaladiza, llegaremos a la gran planicie de la Mola d'Estat.
Tras superar el paso nos encontramos con la gran planicie que conforma la cumbre de la Mola d’Estat.

El día es muy gris y oscuro, de hecho nos lloverá más adelante. Pero al menos la visibilidad sigue siendo relativamente buena, en este caso hacia el norte, con el Barranc de Castellfollit escapando de Prades en dirección a la Conca de Barberà.

Si miramos al oeste, las dos máximas cumbres de la Serra de Prades, el Tossal de la Baltasana y la Moleta, apenas destacan del uniforme macizo.

Vamos a les Tres Creus, tres cruces al borde del precipicio que son un homenaje a unos excursionistas de la zona fallecidos en la Guerra Civil. Desde allí, todo el valle del río Brugent está a nuestros pies, con el precioso pueblo de Capafonts en su cabecera, antes de llegar a la curiosa torre del Picorandan. 

Hacia el sur, el pueblo de Mont-Ral con su iglesia en lo más alto de la colina tapa parte de la petroquímica, ya en el Camp de Tarragona. De hecho, se ve la llamarada que siempre preside el complejo industrial.

La Mola de Roquerola, nuestro siguiente objetivo. Para llegar a la misma, tendremos que transitar por la agreste cara sur de la Mola d'Estat.
Tras ver como hordas de excursionistas empiezan a llegar a la cumbre desde el este, descendemos por la cumbre por la misma canal para volver a la más absoluta soledad.

En el Coll de la Cova Fumada, un sendero muy difuminado baja por la cara sur, marcado con una cruz con los colores del GR. Atentos aquí, porque el sendero no baja recto, sino que empieza a girar hacia la izquierda, y es difícil de seguir en su inicio por la gran cantidad de material vegetal que hay en el suelo.

El sendero va paralelo a las paredes de la Mola d'Estat sin ya perder mucha altura.

En un momento dado, cercanos als Roquers de la Cansalada, nos desviamos del sendero y subimos a la base de las paredes de la Mola d'Estat.

Las balmas que se encuentran en la Mola d'Estat son de las más espectaculares que he visto por su tamaño y por su intenso color rojizo.
Tras visitar el sitio, volvemos y seguimos el camino para dirigirnos als Roquers de la Cansalada.  Con este nombre se denominan el conjunto de agujas adosadas a la cara sur de la Mola d’Estats, con paredes de hasta 100 metros, algo muy fuera de lo común en la zona. Hay dos pilares principales, entre otras agujas secundarias que se descuelgan pared abajo. 

Al primero podemos acceder fácilmente, desde el que tenemos fabulosas vistas del otro pilar, de la Mola de Roquerola y de la Vall del Brugent.

Nos encontramos en un magnífico balcón sobre este salvaje lugar, en medio del bosque, donde aparecen agujas y pilares por doquier.

Tras volver al sendero, podemos ver el balcón desde donde hemos contemplado este bonito lugar.

Volvemos al camino, ahora bien marcado, y tras unos cuantos subes y bajas, nos encontramos con una bifurcación señalando el camino de nuevo hacia la Mola d’Estats (por el que volveremos) y otro hacia el collado de Viladecabres, paso inmediatamente anterior a la Mola de Roquerola, nuestro próximo objetivo. 

Descendemos por el húmedo camino y nos plantamos en el collado rápidamente.

Aunque en el Coll de Viladecabres haya este indicador señalando la Mola de Roquerola y, de hecho tomemos el sendero que sale de aquí, el camino pasa por en medio de la Mola, sin llegar a la cumbre. Tras unos metros por el sendero, nos separamos de él y a través de un denso bosque y sin camino, llegamos al borde de la pared y la seguimos hasta que llegamos al punto más alto.
Las vistas están bastante limitadas por el bosque y por lo llano de la cumbre, pero el auténtico premio de la cumbre es ver muy cercana la tremenda cara sur de la Mola d’Estats, con los Roquers de la Cansalada y sus decenas de agujas a tiro de piedra.

Podemos descender un poco para ver los muros que protegen la Mola de Roquerola en toda su extensión. Sin duda, un rincón salvaje que por lo inhóspito y bonito del sitio sin duda merece la pena visitar.

Si nos fijamos, podemos ver la cumbre y las balmas de la Mola d'Estat por encima de los dos pilares principales de los Roquers.

Tras un rato contemplando las vistas, descendemos por terreno sucio hasta el sendero de la Mola y volvemos al Coll de Viladecabres.
Ahora toca volver a la Mola d'Estat, pero por el otro lado, para visitar la Taula dels Quatre Batlles. Tras subir de nuevo hasta la primera bifurcación nos dirigimos ahora a la Mola d'Estat. El sendero sube fuertemente por el bosque mientras encara la cumbre.

Finalmente, llegamos a una pista que proviene del Mas del Mateu y que vamos a seguir hasta lo más alto de la Mola.

Llegamos a una bifurcación en una pista ya bastante mejor y vamos en sentido izquierdo.

La famosa Taula dels Quatre Batlles, con un banco para cada batlle o alcalde de los municipios que colindaban aquí: Mont-Ral, Vimbodí, Montblanc y Prades.
Tras visitar la curiosa construcción emprenderemos el regreso, primero por la pista que llega a Rojals. Tras pasar por el vértice geodésico llegaremos al collado del Clot del Llop, donde cogeremos la pista que aparece a mano izquierda y que flanquea toda la Mola d’Estats por el norte hasta llegar al Coll de la Caldereta.

La pista que cogemos nos llevaría al Coll de la Caldereta.

Pero no llegaremos al collado, porque un hito señala un sendero a mano derecha que desciende fuertemente y que nos llevará a la pista de Castellfollit.

Este descenso será lo más empinado que haremos hoy día y hay tramos con mucha tierra suelta, así que algún resbalón es inevitable.

Si miramos arriba, vemos la boscosa cumbre de la Mola d'Estat, que apenas destaca entre la Serra del Bosc. Aquí las paredes están escondidas entre la vegetación.

A la derecha vemos el Racó de la Panxa, que tiene alguna aguja bonita pero de mucha menor magnitud a las de la cara sur.

El sendero se tiende cuando vamos llegando a la pista.

Por fin llegamos a la pista de Castellfollit, por tercera vez en el día de hoy, aunque ahora ya en el descenso definitivo.

Tomaremos un último atajo en una curva en la pista y que nos llevará directamente a la Casa Forestal, pasando por un precioso bosque.

Tras cruzar por última vez el bonito Bosc de Poblet, llegamos sin problemas a la Casa Forestal, finalizando así esta tranquila excursión por uno de los rincones más bonitos de Prades.