Tossal de la Baltasana (1.201 m) por Prades

Un apacible paseo por el panorámico corazón de Prades

La cara oeste del Tossal de la Baltasana.

El Tossal de la Baltasana es una de las montañas más importantes de Catalunya. Aunque es una montaña de orografía muy suave, siguiendo la tónica de las desgastadas montañas de Prades, su condición de mayor cumbre de esta sierra le otorga una gran importancia orográfica, pues la Serra de Prades es el macizo de mayor relevancia de todo el sureste catalán. Además, es la montaña con más aislamiento de toda Cataluña ya que se tiene que viajar más de 70 km para encontrarnos con una montaña de altura superior al Tossal de Baltasana, ya sea a los lejanos Montserrat, Ports de Besseit o el Prepirineo.

Los grandes bosques que cubren la Serra de Prades emergen con potencia entre las grandes llanuras que cubren el este y el norte y que, en dirección septentrional, no vuelven a ceder paso a las montañas hasta el lejano Prepirineo. Es por esto que Prades se puede observar desde media Catalunya, pues aunque su altura es modesta, destaca sobremanera entre las bajas tierras que la rodean.

Aunque como montaña y espectacularidad visual tiene mucho más carácter el vecino Montsant, de menor altura, la Serra de Prades es ideal para un apacible y tranquilo paseo por sus insondables bosques. Y también, como regalo extra y si hay suerte, disfrutar del privilegio de poder ver desde la misma cumbre las cumbres que coronan las tres partes en las que se suele dividir el Pirineo, una panorámica que se puede ver desde bien pocos sitios: desde el Puigmal en el Pirineo Oriental hasta el Collarada en el Pirineo Occidental, pasando por el monarca de la cordillera y del Pirineo Axial, el Aneto.

Ficha técnica

Desnivel: 300 m

Longitud: 8,5 km

Altura mínima: 950 m

Altura máxima: 1.201 m

Dificultad técnica: Nula. Paseo plácido por pistas y senderos, un poco empinado en la subida al Tossal de la Baltasana.

Track en Wikiloc

Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix

Acceso

Prades se encuentra en la llanura que hay en lo más alto del macizo homónimo. Se puede aparcar en el inicio del pueblo. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace a Google Maps.

Fotodescripción

Aparcamos en el inicio del pueblo viniendo desde el norte y tomamos el Carrer Colomers para empezar a ascender hacia el noreste, en dirección a las suaves y boscosas montañas que culminan el macizo.

Justo en el momento en el que la calle se curva ligeramente y pierde el asfalto para convertirse en pista de tierra, un letrero indicando el Coll del Bosc nos hace ir por una calle de nuevo asfaltada pero solo brevemente pues entramos en un bosque siguiendo el GR.

Siguiendo el GR, abandonamos la civilización por un ancho camino que empieza a internarse en el bosque.
El sendero sube suavemente por el bosque, mientras seguimos marcas de GR.

El camino empieza a ascender por el bosque y se va acercando a un potente roquedo, Los Colomers, que aparece en mitad del bosque, paisaje bastante frecuente en la Serra de Prades.

Al acercarnos a la roca, decidimos apartarnos del camino para encaramarnos a su parte alta.

Hacia el norte, la suavidad de la pendiente hace que la perspectiva nos impida ver las cumbres de su parte alta.

Aún así, vemos como entre los árboles aparecen las antenas que coronan el Tossal de la Baltasana.

Hacia el sur podemos ver perfectamente la llanura en la que se aloja el precioso pueblo de Prades, con La Gritella al otro lado de la misma.

Descendemos de Los Colomers y volvemos al sendero que se une rápidamente a la pista que va al Coll del Bosc.

La pista sube hasta el Coll de la Foguina, y tras cruzar a la otra vertiente, sigue avanzando hacia el Coll del Bosc.

Cuando vemos el Coll del Bosc al fondo, es hora de abandonar la pista y ascender por el sendero que se abre a mano derecha, pues el GR asciende hasta el mismo Tossal de la Baltasana.

El sendero asciende entre el robledal, primero por terreno suave.

Sin embargo, el terreno se empina en la parte alta de la cumbre, ganando altura con rapidez mediante lazadas. En su parte final nos ayudamos de los árboles para superar la pendiente pero de repente cede pues nos encontramos casi sin querer en la cumbre del Tossal de la Baltasana, ocupada por un vértice elevado y una caseta con antenas.

Cumbre del Tossal de la Baltasana, coronada por un vértice y unas antenas y con el indicador de techo comarcal algo más bajo. Debido al aislamiento y la altura de esta cumbre, seguramente estemos en una de las montañas con una panorámica más dilatada de nuestro país.

El Montsant aparece masivo en dirección oeste, destacando la Roca Corbatera en el extremo izquierdo y la Punta dels Pins Carrassers en el contrario.

Hacia el sur, tras Prades y la Gritella, observamos la sombra dels Ports de Besseit. El Caro, techo de la provincia de Tarragona y del macizo destaca sobremanera.

Al norte, infinito, el Pirineo, a casi 150 km de distancia la parte más cercana. En días con buena visibilidad, desde esta cumbre se tiene el raro privilegio de poder observar las tres cumbres que coronan las partes en las que se suele separar el Pirineo: Collarada, Aneto y Puigmal, más de 200 km entre las cumbre del Pirineo Occidental y la del Oriental, incluso más si contamos el Canigó, que aparece casi imperceptible a la derecha.

Hacia el sureste, se distingue el bonito valle de Capafonts, con las montañas de la Mussara en lontananza y el mar cubriendo el horizonte a excepción de la sutil aparición de la isla de Mallorca.
Empezamos el descenso tomando la pista que desciende por la cara este del Tossal de la Baltasana y que se une a la que sale del Coll del Bosc y que atraviesa la cara norte de la cumbre.

La pista, muy degradada por el agua, desciende ahora por la umbría cara norte.

Nos unimos al fin a la pista que rodea el Tossal de la Baltasana desde el Coll del Bosc, y nos empezamos a alejar de la cumbre.

Ahora avanzamos en dirección a la achaparrada Moleta, segunda cumbre de Prades, que rodearemos por el sur para llegar a les Coves d'en Pere.

Llegamos a las espectaculares Coves de'n Pere, formadas por grandes bloques, la principal de una gran altura y anchura y utilizada por los pastores de la zona desde tiempos inmemoriales.

Seguimos adelante hasta que, en una curva muy pronunciada, abandonamos la pista para internarnos en el bosque por un sendero poco claro, pues queremos encontrar les Roques del Gríngol, unos curiosos pilares rocosos de 10 metros que destacan notablemente en medio del denso follaje. 

Aunque tapada por el bosque, vemos como la cumbre tiene una especie de palo en lo más alto. También observamos como la roca forma un curioso ojal.

Nos acercamos a la base para ver de cerca la magnitud de la torre. Sorprende que un pilar de estas características esté situado en un entorno tan suave como este.

Sin embargo, si que podemos subir a la segunda de las rocas, realizando un fácil paso de trepada. Desde la misma vemos otra perspectiva de la otra torre, de nuevo medio tapada por los árboles.

Mientras en el Tossal de la Baltasana quedaban tapados por la Moleta, desde la Roca del Gríngol sí que podemos disfrutar de Montserrat y el Montseny.

Zoom sobre las lejanas montañas del Alt Pirineu y Andorra.

Mucho más cercana queda la continuación de la Serra de Prades, els Plans y la Serra del Bosc, quedando al otro lado de la misma la Mola d'Estat, otra de las grandes cumbres del macizo.

  
Tras volver a la pista, empezamos a volver hacia Prades. Pasamos primero por el Mas del Violinista, y seguimos bajando hacia el sur, llegando al Coll del Serafí. Aquí si tuviéramos más tiempo valdría la pena desviarse por la pista de la izquierda (S) para visitar la Cova de l'Abellera.

La pista va de nuevo por la base del Tossal de la Baltasana, ahora por la cara sur, pero de nuevo tenemos una mala perspectiva de la cumbre por el bosque y por la suave morfología de la sierra.

Nosotros seguimos por la pista principal, que ahora ya entra en el valle que desemboca en el pueblo de Prades. Tras pasar por el lado de una gran balsa, la pista pasa por unos campos de cultivo hasta que entra de nuevo en el pueblo de Prades, justo por la misma calle en la que habíamos empezado, finalizando este plácido paseo por el techo de Prades.