Montau (657 m) y Puig de la Mola (535 m) por Olesa de Bonesvalls

 En lo más alto del Garraf, por partida doble

El Montau desde el Serradet dels Joncs

El macizo del Garraf es uno de los más característicos de la cordillera litoral catalana. Es un macizo calcáreo, con abundante presencia de cuevas y fenómenos kársticos y con barrancos abruptos que contrastan con la suavidad de las cumbres, de muy modesta altura. Las zonas costeras, donde la montaña cae con bonitos y abruptos desfiladeros sobre el Mediterráneo, son especialmente bonitas, al menos en las partes donde hay menos presencia humana. Y es que su posición justo al lado de Barcelona, provoca que el macizo esté muy humanizado, con gran cantidad de población viviendo no solo a su alrededor, sino también en su interior, con innumerables urbanizaciones inundando los valles y laderas.

La montaña más alta del macizo del Garraf es, desgraciadamente, también la más castigada por el hombre. Se trata del Montau, que se sitúa en el corazón del macizo y con una prominencia más que notable, debido a su aislamiento. Pero la presencia humana ha marcado permanentemente el Montau: en sus laderas se han abierto dos grandes canteras que han descarnado a esta montaña mientras que en lo alto de su cresta, decenas de torres eléctricas cortan el bosque que cubre la montaña, debido a que, en su antecima septentrional, una subestación eléctrica sirve de base para distribuir electricidad para toda la región. Es por ello que, lo que podía ser una montaña bonita, queda bastante perjudicada por todas estas cicatrices de la civilización.

Da la casualidad de que la máxima altura del macizo del Garraf no es la máxima altura de la comarca del Garraf, puesto que el Montau está en el Alt Penedès. Dicho honor le corresponde al Puig de la Mola, bastante cercano al Montau. Esta cumbre es puro Garraf: desértica y cubierta totalmente de espinosos arbustos (como el palmito o "margalló") que harían impracticable su ascenso si no fuera por los caminos o pistas que recorren la zona. Su ascenso es un itinerario por un paisaje desolado y hostil pero a la vez muy bello. La cercanía de estas dos cumbres permiten la realización de una curiosa jornada donde coronaremos el Garraf por partida doble: el Montau para ascender a la cumbre del macizo y el Puig de la Mola para ascender a la cumbre de la comarca.

Ficha técnica

Desnivel: 820 m

Longitud: 18,4 km

Altura mínima: 657 m

Altura máxima: 250 m

Dificultad técnica: Nula. Jornada larga y con mucho sube y baja pero siempre por buenos caminos o pistas. Itinerario muy claro en todo momento y fácil de seguir.

Track en Wikiloc

Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix

Acceso

El inicio de la excursión es el pueblo de Olesa de Bonesvalls. En el centro del pueblo, cerca del ayuntamiento, hay un buen parking donde pueden aparcar varios coches. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace de Google Maps.

Fotodescripción

Iniciamos la ruta en el centro de Olesa de Bonesvalls, tomando la calle que sube hacia la parte alta del pueblo.

Girando a la izquierda por la siguiente calle, rápidamente vemos como un sendero ataja por un bosque.

Este atajo nos deja en la parte alta del pueblo, donde una empinada calle que sube entre chalets nos deja...

...en las afueras del pueblo, donde ya podemos ver el Montau y sus torres dominando en la lejanía.

La calle que seguimos se convierte rápidamente en una pista que empieza a internarse en el bosque que cubre las faldas del Montau.

Tras transponer la Roca Reposadora, la pista llega al Coll Correscal, desde donde sale un camino que también se dirige al Montau pero de forma más directa.

Nosotros seguimos por la pista, que, sin ganar apenas altura, va cruzando distintos barrancos o "fondos", como se les llama por aquí.

Tras un último subibaja, aparece a mano derecha una pista; la que sube al Montau.

Si hasta ahora apenas habíamos ascendido, en esta pista no hacemos otra cosa. Ganando altura con decisión empezamos a tomar perspectiva de la cuenca entre montañas en la que se aloja Olesa, nuestro punto de partida.

Rápidamente volvemos a tener visión del Montau, defendido en esta cara por unos escarpes rocosos. Pero la vista que tenemos de esta montaña está muy afeada por el tendido eléctrico, que literalmente cubre toda la montaña de torres y cables. El ascenso entre líneas eléctricas será la tónica hasta la misma cumbre.

Tras una curva, emprendemos el último ascenso para llegar a la cresta somital.

Subiendo por la loma, tenemos una buena perspectiva del Montau, rodeado de torres.

Cuando llegamos a la arista, desembocamos en una nueva pista. Al dirigirnos a la cumbre, tomamos la pista derecha, quedando la cima cerca.

Pero antes de llegar, nos asomamos a la cara sur de la montaña para observar como ha quedado totalmente consumida por la enorme cantera que hay a sus pies. Las últimas terrazas de la cantera llegan a apenas 50 metros de la cumbre.

Más allá de la cantera vemos el pueblo de Begues en medio del altiplano. Cerrando la cuenca por el otro lado, la Desfeta y el Puig d'Agulles, que inicia la Serra de la Morella, otra de las grandes del Garraf.

Una última subida y...


...nos plantamos en la cumbre del Montau, donde hay una cruz metálica y una gran antena.

A pesar de que la visibilidad lejana es bastante mala, distinguimos hacia el norte los grandes macizos de la Catalunya central: Montserrat y Sant Llorenç del Munt.

Hacia el sur, un denso bosque cubre la parte más agreste del Garraf, cerrando el horizonte la Morella, con su característico radar.

Más allá de la antecima occidental del Montau se levanta el Puig de la Mola, separado de nosotros por la Riera de Begues, donde debemos descender. Como aún queda un buen trecho de excursión, empezamos el descenso por la pista que veníamos siguiendo, ahora en clara bajada.

Siguiendo la pista o atajando en ocasiones por senderos, vamos descendiendo por la cresta occidental del Montau, pasando o rodeando varias cotas que jalonan la arista. Varios carteles que van apareciendo indican ya la dirección al Puig de la Mola.

Rodeamos el Puig de l'Antiga, donde hay un profundo pozo. Más o menos por aquí llega el sendero que hemos dejado de lado en la base del Montau.

A media bajada, damos la vuelta para contemplar como nos vamos alejando del Montau. Obsérvese la densidad de torres eléctricas, nunca había visto tantas como en esta montaña.

En un momento dado, nos plantamos en la parte alta de una nueva cantera, alojándose ésta en la cara occidental de la montaña. La pista la rodea por la izquierda, en una bajada bastante empinada.

Tras un descenso romperodillas, la pista desemboca en la carretera de Begues a Olesa. El indicador nos conmina a, con mucho cuidado, cruzar la carretera y tomar el camino que se inicia en el otro lado.

No vamos ni hacia Begues ni hacia Olesa, sino que, internándonos en el Parque Natural del Garraf, seguimos el camino que vadea la Riera de Begues y sube por el otro lado.

Pasamos junto a una viña y giramos a la derecha para tomar el GR, que viene de Begues y se interna en un boscoso valle.

El sendero sube muy suavemente por el valle, internándose cada vez más en el bosque y dejando de lado varios corrales y casas ruinosas.

A mano izquierda nos encontramos lo que parece ser un pozo de nieve, de dimensiones considerables y en bastante buen estado.

Cuando llegamos al fondo del valle, el sendero traza una diagonal en fuerte ascenso para salvar la pared boscosa que lo cierra.

La subida nos deja en un pequeño collado desde donde vemos ya, al fondo, las colinas que rodean el Puig de la Mola.

El sendero empieza a subir ahora por el Serradet dels Joncs, de forma algo más suave.

Mientras subimos va apareciendo a nuestra izquierda el auténtico corazón del macizo del Garraf: colinas kársticas desprovistas de arbolado y con un arbusto duro y espinoso recubriéndolas; un desierto calizo que, aunque desolador, tiene una belleza especial.

Tras ascender al Serradet dels Joncs, descendemos a un collado y subimos ahora hacia el Puig de l'Astor, contiguo al Puig de la Mola.

Tras un corto ascenso, llegamos a la pista del Puig de la Mola, que tomamos.

No tardamos en divisar la torre de prevención de incendios que está situada en lo alto de nuestra cumbre.

Tras una última curva, nos plantamos en...

...el Puig de la Mola que, como se ve en este cartel, es el techo comarcal del Garraf.

Por el otro lado, lejano hacia el noreste vemos el Montau, el techo montañoso del Garraf. Objetivo cumplido.

Tras un rato de contemplación, empezamos el retorno a Olesa. Y el retorno se inicia en un pequeño sendero que empieza en la última curva de la pista.

En lo que seguramente sea la mayor inclinación de la jornada, el sendero desciende por la empinada y rocosa cara oeste del Puig de la Mola, con la depresión del Penedès en el horizonte.

Mirando hacia el sur se distingue la costa del Garraf, pudiéndose divisar incluso su capital, Vilanova i la Geltrú, a pesar de la neblina.

Seguimos recto, haciendo caso a las numerosas señales y postes. Cabe decir que en toda la ruta no ha habido ningún momento de duda por lo profuso de las indicaciones; se trata de una excursión muy fácil de seguir.

Hecha buena parte de la bajada, miramos atrás para contemplar el gran domo calizo del Puig de la Mola por última vez, antes de...

...entrar en el bosque, del que ya no saldremos hasta Olesa.

El sendero nos deja en una buena pista, donde los itinerarios se dividen. Nosotros seguiremos la pista hacia abajo, en dirección a Olesa de Bonesvalls, que, aunque aquí está indicado como PR, más adelante veremos como se trata de GR igualmente.

Tras seguir la pista un rato, atajarla por un sendero en el Corral de l'Esquerrà, y volverla a tomar, llegamos a l'Avenc de l'Esquerrà, una de las numerosas simas del macizo del Garraf.

Sin embargo, esta sima es de las más espectaculares que he visto, puesto que su entrada es un pozo totalmente vertical de varias decenas de metros y bastante ancha. Por las cuerdas en la entrada y los coches aparcados al lado, suponemos que hay espeleólogos dentro, por lo que miramos con cuidado hacia el abismo y nos volvemos.

Algo más adelante, abandonamos la pista por un sendero, nuevamente bien marcado, y ascendemos unos pocos metros, para llegar de nuevo a una pista.

Seguiremos la mencionada pista apenas unos metros, puesto que en una curva aparecerá el sendero que debemos tomar, siempre siguiendo las marcas de GR.

Este sendero, que ya no abandonaremos, desciende hasta el Fondo del Pi d'en Lluc, barranco que debemos seguir hasta su término.

Tras un buen rato de pateo por el fondo del barranco, llegamos a su final, punto en el que el GR se desvía hacia la derecha, para encarar definitivamente la dirección a Olesa de Bonesvalls, que volvemos a ver, aún a buena distancia.

Y así, siguiendo el sendero a la vera de la Riera de Begues, vamos terminando la jornada de hoy, larga pero satisfactoria, mientras vemos como aparece por última vez el Montau en la lejanía.