Punta Maristàs (2.421 m) desde el Collado de la Cruz de Guardia

Entre Chistau y Bielsa: Ascenso exprés a la Punta Maristàs

La agreste cara norte de la Punta Maristás

La Punta Maristás es la cumbre más alta del pequeño macizo que separa el valle de Chistau y el del Cinca. Montaña alargada y recorrida por una fácil y ancha cresta, sus laderas son agrestes y empinadas, sobretodo la norte, que está surcada por canales que cortan una gran pared. En la otra punta de la cresta se encuentra la otra cota con nombre, el Pico de l'Orbar, que en algunos mapas aparece como punta más alta en contraposición con la mencionada. 

Separada del macizo de la Punta Suelza por el collado de la Cruz de Guardia, el ascenso desde este punto es un paseo, puesto que, aunque el recorrido a veces transcurre por pedreras algo incómodas, la ruta apenas supera los 300 metros de desnivel. Es por ello que es ideal para una ruta matutina o vespertina, para ver el Sol saliendo por el Posets o poniéndose por el Monte Perdido, como es el caso de la ruta de hoy. I es que, por su posición algo más alejada del centro de la cordillera, la Punta Maristàs es un mirador excepcional de los dos valles que separa.

Ficha técnica

Desnivel: 350 m

Longitud: 9 km

Altura mínima: 2.100 m

Altura máxima: 2.420 m

Dificultad técnica: Algún paso de I en la parte final de la cresta, aunque se puede evitar por el flanco izquierdo. La cresta es suficientemente ancha como para no dar vértigo si uno no se acerca al borde.

Track en Wikiloc

Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix

Acceso

Al collado de la Cruz de Guardia se llega al cabo de bastantes quilómetros de una pista que empieza en Señés, aunque también se puede llegar desde Chistau. La pista está en bastante buen estado. La pista no va por el mismo collado sino que pasa unos metros por encima a la derecha. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace a Google Maps.

Fotodescripción

El paisaje observado desde la pista cercana al collado de la Cruz de Guardia es espectacular, pues, aparte de los prados teñidos de dorado, al otro lado del Cinqueta se observan ya los macizos de Chía y Cotiella y, entre los mismos, el Turbón.

Pero no podemos embobarnos, puesto que el Sol ya está de clara bajada y nuestro objetivo es observar la puesta de Sol desde la misma cumbre de la Punta Maristàs, que vemos despuntando tras la antecima.

Llegamos rápidamente al collado de la Cruz de Guardia y no podemos resistirnos a girar la cabeza para ver, muchos metros más arriba, apenas la cabeza de la monumental Punta Suelza.

Empezamos a subir pero no afrontaremos el ascenso directamente...

...sino que trazaremos una diagonal por toda la cara oeste para cambiar de vertiente y ascender por la cara sur, más amable. Encontramos un sendero muy difuminado que va desapareciendo y apareciendo a ratos.

Este sendero atraviesa el bosque que cubre la mayoría de esta cara mientras va cruzando pedreras algo incómodas.

El sendero se define cuando entra en el bosque, aunque se nota que no pasa mucha gente por aquí.

Cuando llegamos al cambio de vertiente, el sendero desaparece o nosotros lo perdemos, pero ya no es necesario puesto que, ya que el terreno es cómodo, vamos directamente hacia el norte, donde se encuentra la cresta.

Hemos ganado altura y, en consecuencia, perspectiva sobre el valle de Chistau, pudiéndose ver los Eristes y el macizo de la Llardana, aunque la nube que cubre la cumbre de este último se iba a quedar ahí toda la tarde.

Llegamos a la arista justo en la única cota relevante aparte de las dos cumbres, la cota 2.297 m Iberpix. Desde allí observamos la cumbre ya bastante cercana, culminando las dos diferenciadas caras de la montaña: la sur, boscosa y la norte, una tremenda pared.

A nuestra derecha, se empiezan a formar profundas canales que van ganando verticalidad.

Tras bajar a una pequeña depresión, empezamos a ascender por la arista, muy pedregosa.

Dejamos atrás la cota 2.297 m, a la que van cubriendo las sombras.

El macizo del Cotiella, que bajo esta luz y las caprichosas sombras de sus cumbres parece casi irreal.

La arista es ancha y pedregosa, pero volvemos a recuperar las trazas de camino, que nos ayudan a ascender por la cresta. Además, se va irguiendo a medida que nos vamos acercando a la cumbre, teniendo que poner las manos en algún sitio.

La cota 2.297 m se ha quedado bastante abajo.

La arista se termina abruptamente, a pocos metros de la cumbre de la Punta Maristás, a la que llegamos tras pegar una carrera puesto que el Sol se pone justo en ese momento.

Y, tras apenas un par de minutos, llegamos a la Punta Maristás.

Desgraciadamente, una inoportuna nube cubre la zona de las Tres Sorores y no podemos ver la puesta de Sol deseada. En cualquier caso, el atardecer es espectacular y el color dorado invade todas las montañas que podemos ver desde este excepcional mirador

La mano derecha de la Punta Suelza, la altiva Punta Fulsa, asoma tras los llanos de Barleto.

Los Eristes y las cumbres de Barbarisa y Sen.

Algo más lejana, la oscura cresta de Bachimala.

No estamos solos en la cresta, puesto que estas parece que se van a quedar a dormir aquí arriba. Detrás, la otra cumbre de la cresta, el Pico de l'Orbar.

La cara norte de la Punta Maristás es un auténtico muro.

Ya que el Sol ya se ha ido y la oscuridad empieza a ganar terreno, empezamos a bajar.

Repetimos el camino de ida, así que primero bajamos a la cota 2.297 para luego descender por la boscosa cara sur.

Y tras hacer la diagonal, llegamos al collado de la Cruz de Guardia mientras la Punta Maristás va tornándose rosada. Ahora a dormir pues mañana toca la Punta Suelza.