Serra dels Tossals: Serrat de Runers (1.500 m), Tossal de Tresserra (1.525 m), Tossal de Vilella (1.527 m) y Tossal del Termenat (1.345 m) desde Capolat

Por los confines más solitarios del Berguedà: la Serra dels Tossals

El Serrat de Runers, la cumbre más oriental de la sierra, visto pasado el Mal Pas de Runers.

En los confines del Prepirineo Central catalán una serie de sierras de modesta altura pero muy abruptas marcan el límite de la cordillera prepirenaica antes de que se funda en el altiplano de la Catalunya Central. En la frontera entre el Berguedà y el Solsonés, que también marcan la frontera entre Lleida y Barcelona aparecen las dos sierras más meridionales de esta sección del Prepirineo: la Serra de Busa y la Serra dels Tossals. La fama de estas sierras es notablemente distinta, a pesar de tener exactamente la misma altura: así como Busa suele ser muy frecuentada, la Serra dels Tossals es mucho más solitaria y olvidada, al no ser de tan fácil tránsito.

La Serra dels Tossals se levanta sobre un altiplano que ya está a una considerable altura y sobre el que se encuentran desperdigadas las masías que forman el municipio diseminado de Capolat. Este altiplano se levanta a su vez sobre una potente muralla que recorre las vertientes sur, oeste y este del altiplano y que lo separa de la base del monte. La Serra dels Tossals propiamente dicha está formada por varias cotas o tossals de similar altitud que forman una cresta que es ancha en la mayoría de su longitud pero que en ocasiones se estrecha, llegando a haber incluso en pasos de pocos metros de anchura. La parte alta de la cresta es boscosa y generalmente amable, llegando a empinarse únicamente en las laderas de las cumbres, pero casi toda la circunferencia de la sierra está defendido por un muro (gemelo del inferior que defiende el altiplano) dividido en varias fajas y estratos de conglomerado, que provocan que el acceso a la parte alta solo pueda ser realizado por contados pasos, todos ellos muy abruptos. Además, un frondoso bosque cubre la totalidad de la sierra, incluidas las cumbres, provocando que las panorámicas sobre las montañas del Prepirineo Central, que son fabulosas, puedan ser gozadas solamente desde ciertos puntos en concreto.

Por todas estas razones, esta sierra no suele ser nada frecuentada, aunque los caminos estén casi siempre muy bien marcados. Pero precisamente por esto, esta sierra tiene una belleza solitaria y tranquila, más aún en invierno, que es cuando realizamos esta ruta, la cual pretende conocer la mayoría de rincones de esta sierra. Se propone una completísima circular desde el pueblo de Capolat en su cara sur para cruzar toda la cresta de este a oeste y volviendo por la sombría cara norte en dirección contraria, para luego volver a saltar a la cara sur, pudiendo andar por todas las vertientes de esta bonita sierra.

Ficha técnica

Desnivel: 800 m

Longitud: 13 km

Altura mínima: 1.220 m

Altura máxima: 1.527 m

Dificultad técnica: El Mal Pas de Runers es una destrepada sin complicaciones ni exposición algo vertical, pero hay una cuerda para dar seguridad. El ascenso al Tossal del Termenat se hace por una ladera empinada de conglomerado con alguna trepada sin dificultad. Pero la mayor dificultad de la ruta es en el descenso del Tossal de Vilella a la pista de la cara norte, realizándose por una empinadísima ladera boscosa con algún tramo de destrepe algo vertical, que en condiciones secas no revestiría de problemas pero en invierno, al ser cara norte, es muy resbaladizo y puede causar problemas.

Track en Wikiloc

Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix

Acceso

El punto de partida es en el parking que hay situado en el cruce entre la pista de Capolat y la pequeña carretera que cruza el altiplano y que sigue hacia Taravil. El parking es pequeño pero no creo que haya problemas de sitio dada la poca gente que frecuenta estos lugares. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pinchando este enlace a Google Maps.

Fotodescripción

Desde el parking ya vemos como la Serra dels Tossals se desplaza hacia el oeste, llegándose a ver el Tossal de Trasserra, que ocupa una posición central en la sierra.

Primero tomamos la pista al núcleo de Capolat, que apenas contiene la iglesia de Sant Martí y un par de casas, estando el resto diseminadas por el municipio.

El núcleo urbano de este pueblo es diminuto, conformándolo la iglesia de Sant Martí y un par de casas asociadas. Al fondo, la gran masa del Montseny.

Justo antes de llegar al pueblo, un cartel aparece señalando el inicio de un sendero a mano izquierda: es el que nos llevará a lo alto de la Serra dels Tossals.

Primeramente vamos por el bosque, siguiendo marcas de GR y un claro sendero, primero en fuerte subida y luego llaneando.

A veces pasamos por terreno despejado, pudiendo ver la Serra dels Lladres, que defiende los Rasos de Peguera por el sur.

Vamos acercándonos al gran domo rocoso del Serrat de Runers, primera cumbre relevante de la sierra por el este.

Cuando llegamos a su base, empezamos a bordearlo por la derecha, teniendo que cruzar esta rústica puerta para el ganado.

Siguiendo por terreno llano, nos vamos acercando al collado que separa el Serrat de Runers de la cima donde se asienta el santuario de la Mare de Déu dels Tossals, que vemos risco arriba.

Cuando llegamos a la base del collado, el sendero emprende un fuerte ascenso mediante lazadas para ganar el desnivel que queda.

Llegamos al collado, un importante cruce de caminos, puesto que hasta 4 senderos confluyen en él. Vamos a ir por todos: hacia la izquierda, el camino que va por la cresta y que tomaremos para la ida, de frente el camino que va por la cara norte y que tomaremos de regreso y hacia la derecha el camino al santuario y que visitaremos ahora.

Primero por un sendero bien umbrío y en ocasiones yendo más bien por la cresta, ganamos los escasos 40 metros que nos separan del santuario.

Últimos metros hasta la notable edificación del Santuari dels Tossals.

El santuario está totalmente abandonado y derruido, una auténtica lástima para lo que en su día fue el principal santuario de la región.

Subiendo hasta lo más alto de la cima donde se asienta el santuario, donde hay una bandera, tenemos estas vistas de la Serra dels Lladres y de Queralt, bajo la cual se encuentra Berga, la capital de la comarca y que marca la frontera entre el Baix y el Alt Berguedà.

Hacia el sur, las colinas y pequeñas sierras que forman la Catalunya Central.

El cabezón boscoso del Serrat de Runers nos espera.

Tras desandar nuestros pasos, en el collado tomamos el sendero que vemos de frente y que asciende con decisión por el bosque siguiendo el GR.

Rápidamente dejamos atrás el Santuari dels Tossals, cuyas ruinas vemos entre el arbolado.

Tras una corta pero intensa subida, el sendero se va tumbando y empieza a rodear la cumbre por el sur.

Como queremos ascender a la cima, nos desviamos del sendero y empezamos un ascenso a ciegas por el bosque, intuyendo más o menos donde se encuentra la cima.

Avanzando por el bosque, que no está muy sucio y permite un ascenso bastante cómodo, vamos subiendo hasta que vemos un claro más adelante.

Cumbre del Serrat de Runers, completamente rodeada de arbolado.

Las únicas montañas que podemos ver desde la cumbre son las más meridionales de los Rasos de Peguera: la Torreta dels Enginyers, la Roca d'Auró y el Cogulló d'Estela.

Debido a las nulas vistas que nos ofrece el Serrat dels Runers, no nos detenemos en su cumbre y empezamos la bajada, ahora por la cara oeste, bastante más sucia que la sur, en búsqueda del camino que rodea el Tossal de Runers.

Tras unos cuantos arañazos, nos plantamos de nuevo en el GR, que como vemos, no puede ser más claro. El GR ahora realiza varios subibajas mientras va rodeando las otras cotas del Serrat de Runers, que quedan al norte, a la vez que nos vamos acercando a las paredes de su cara sur.

Como si fuera un espejismo del desierto, la irreal silueta de Montserrat aparece en el horizonte, al otro lado de la Catalunya Central. En el altiplano de la Serra dels Tossals, en primer plano, vemos el rellano donde hemos dejado coche.

Llegamos a una terraza de conglomerado donde vemos como el sendero se va acercando a un estrangulamiento en la cresta, allí donde es más estrecha: el Mal Pas de Runers. Al otro lado de la brecha, la Serra dels Tossals se vuelve a ensanchar en una terraza gemela a la que estamos.

El GR nos dirige a unas laderas inclinadas de conglomerado, mientras vemos la brecha del paso enfrente nuestro.

Repentinamente nos encontramos con un corte en el camino, el "mal paso" precedente a la brecha. Pero lo tiene más de nombre que de otra cosa. Consiste en una pared muy erguida pero sin ser vertical que salva la pared. El paso no tiene mucha complicación, más aún con la ayuda de una cuerda colocada en la pared.

Vista atrás del escalón del paso.

Ahí delante tenemos el Mal Pas de Runers, con la gran roca que separa las dos brechas en la cresta.

Trepamos por la roca siguiendo los pasos más fáciles, siempre indicados por las señales de GR.

Y llegamos al otro lado, siguiendo este estrecho pasillo entre la roca y la vegetación.

Así, casi sin quererlo, hemos superado el Mal Pas de Runers. Atrás quedan las cotas boscosas del Serrat de Runers, protegidas, igual que todo el macizo, por una gran pared de roca en su parte intermedia.

Atrás queda también el Mal Pas de Runers, cuya airosidad nunca se puede ver del todo pero que en esta foto se puede intuir, al aparecer el vacío de la cara norte.

Situados en un gran balcón en la cara sur de la sierra, tenemos que volver a lo alto de la cresta para dirigirnos a la siguiente cumbre, la del Tossal de Trasserra.

Ganamos de nuevo lo alto de la cresta, empezando el tramo más panorámico y disfrutón, pues las grandes cumbres del Prepirineo Central empiezan a aparecer y las podemos gozar plenamente al impedir el conglomerado la presencia del bosque.

Como por ejemplo el Pedraforca y la Gallina Pelada, con la inmensa Roca Gran de Ferrús descollando en su cara sur.

Grandes paredes dominan la cara norte de la Serra dels Tossals, al igual que en su cara sur.



Tras pasar el tramo de conglomerado, el sendero se torna pista.

Un poco más adelante, la pista se bifurca.La de la izquierda baja a las casas de Trasserra y la de frente sigue por lo alto de la cresta para llegar al Tossal homónimo, opción que seguiremos.

Tras seguir un poco por la pista, aparece por primera vez el Tossal de Trasserra.

Llegados al collado previo, no vemos camino alguno que se dirija a la cima, por lo que seguimos por la pista, que da la vuelta a la cumbre por el norte.

Siguiendo por la pista, seguimos sin encontrar camino, por lo que decidimos tirar montaña arriba cuando lo vemos más viable. Si hubiéramos tenido un poco más de paciencia, veríamos como un poco más adelante de la pista, cuando ésta gira a la cara oeste de la cumbre, aparece el camino de la vía normal.

La cara norte del Tossal es más empinada de lo que parece y el bosque está muy húmedo, lo que implica resbalones constantes.

Afortunadamente, el desnivel es escaso y no tardamos en plantarnos en la cumbre del Tossal de Trasserra, donde se encuentra el vértice del macizo a pesar de no ser la cumbre más alta del mismo.

Esta cumbre está algo más despejada que la del Serrat de Runers, pero seguimos teniendo que hacer malabares para poder ver alguna los panoramas. Hacia el sur, se llega a ver el Castell de Cardona en mitad de las nieblas del valle del Cardener, en la mitad izquierda de la foto. Mucho más lejana, en la otra punta de Catalunya, se llega a ver la Serra de Prades, el gran macizo del suroeste catalán.


Hacia el oeste, el Tossal de Vilella, máxima cota dels Tossals y nuestro siguiente objetivo, tapa parte de la panorámica hacia esa dirección.

Hacia el este, el Serrat de Runers apenas se muestra como un ligero abombamiento en la cresta.

Mucho mejor se distinguen los Rasos de Peguera, con sus agrestes cumbres meridionales como el Roc d'Auró o el Cogulló d'Estela y la sierra que los protege por el sur, la Serra dels Lladres.

Empezamos a bajar por la vía normal de la cumbre, que tiene hasta trazas de sendero. Primero bajamos unos metros por el oeste y luego vamos por la estrecha arista norte.

Esta arista tiene algún paso escabroso pero sin dificultad.

De nuevo en la pista, nos acercamos al balcón que hay unos metros más al norte para gozar de mucho mejores vistas que las de la cumbre. De nuevo, el Tossal de Vilella y su cara norte, por la que descenderemos algo más tarde.

Del Tossal de Vilella se desprende una subsierra, el Serrat de la Qüestió, cuya aguda cumbre, el Tossal dels Monjos, destaca más que todas las cumbres del macizo dels Tossals. De la misma forma, en un segundo plano, la Serra dels Bastets muestra más carácter que la achaparrada mole del Port del Comte.

Avanzando por la pista, llegamos al Coll del Bosc de Casòliba, protegida por el roquedo del mismo nombre. Seguimos por la pista, pero poco rato porque llegaremos a...

...un cartel donde señala el camino hacia el Tossal de Vilella.

El inicio de este sendero esta marcado por el cartel y por este pequeño hito. Así que abandonamos el GR y la pista, que empiezan el descenso a Taravil y nos internamos en la oscuridad de la cara norte del Tossal de Vilella.

A partir de aquí empiezan las complicaciones, y es que entraremos en la umbría de la Serra dels Tossals, que en su parte alta está formada por una serie de verticales tubos que caen por el bosque y los roquedos. Las toneladas de hojas que inundan la cara norte del macizo y que en ocasiones nos entierran casi un metro están completamente heladas, por lo que pisar estas hojas hace que se deslicen sin que podamos remediarlo, lo que, junto con el hecho de que el terreno empieza a ser vertical, complica sobremanera la ruta, planteándonos incluso el volver atrás.  A nuestra derecha, el Tossal de Termenat, en cuya cumbre estaremos dentro de un rato.

A pesar de las dificultades decidimos tirar para adelante, sufriendo bastante en cada paso que damos y teniendo que ir en ocasiones a cuatro patas para maximizar el agarre al resbaladizo suelo. Tras rodear toda la cara norte del Tossal de Vilella y con el corazón a cien por la tensión sufrida llegamos a terreno más cómodo. Ahí el sendero sigue hacia el noroeste pero nosotros empezamos a subir hacia la cumbre, sin camino definido.

A veces vemos algún trazo, pero rápidamente desaparece. Así, por un frondoso bosque, vamos ascendiendo los algo menos de 100 metros de desnivel que nos separan de la cumbre del Tossal de Vilella. La parte superior de la cumbre está protegida por un denso bosque, que tenemos que sortear por la cara este, hasta encontrar un pasillo que nos permite el acceso a la cima.

Cumbre del Tossal de Vilella. Aunque es la cumbre más alta de la Serra dels Tossals, es la única de las que hemos visitado que no tiene hito.

Lo más destacado de la cumbre son las vistas hacia el oeste, que quedan enteramente despejadas por primera vez. Podemos ver un primerísimo plano del brutal sinclinal de la Serra de Busa, con las paredes del Roc Sobirà en lontananza...

...o, bastante más lejano, el inconfundible Montsec, con sus dos sierras principales separadas por el tajo de Terradets y el alargado Sant Mamet controlando su cara sur.

Mirando hacia el otro lado, sobre la cresta de la Serra dels Tossals apenas se destacan sus cumbres, por la poca diferencia de altura que hay entre los propios Tossals y la sierra en la que están.

Descendemos de nuevo por el bosque, perdiendo las trazas por las que habíamos subido pero sin ningún obstáculo que nos impida el avance.

Nos plantamos de nuevo en el sendero, que se dirige a Taravil y que utilizaremos para descender, siguiendo unas marcas rojas.

Tras un rato de descenso, el sendero empieza a bajar vertiginosamente por terreno boscoso con algún afloramiento de roca.

Pero lo peor del descenso es cuando las hojas inundan el terreno y lo convierten en extremadamente resbaladizo y, en consecuencia, peligroso. Además, camuflan el sendero y nos hacen perderlo y meternos en sitios que no tocan, desviándonos hacia los tubos que hay hacia el este en más de una ocasión y encontrándonos con cortados, teniendo que dar marcha atrás por un terreno resbaladizo como una pista de hielo.

A medio descenso, una arista rocosa corta la ladera y genera un balcón espectacular sobre las casas de Vilella y el profundo tajo de la Rasa de la Frau.
El Tossal dels Monjos va quedando a nuestra altura.

Tras la arista, el terreno se empina aún más si cabe, formando un auténtico muro vertical de bosque, pero al menos ya no hay hojas. En el caso que las hubiera, probablemente hubiéramos dado marcha atrás por el peligro que entrañaban.

Ya en el tramo final, encontramos el paso más técnico, un par de muros rocosos bastante verticales pero muy sencillos.

El segundo muro, que es el más alto, visto desde abajo.

La imponente pared septentrional de Busa alineada con el mucho más alto Roc Sobirà.

Llegamos por fin a la pista, que tenemos que seguir hacia la derecha. Aunque el descenso no era de mucho desnivel, lo hemos sudado mucho más de lo esperado por lo delicado del terreno.

De aquí venimos, pudiéndose ver la marca roja que nos ha guiado (cuando la hemos visto) en el descenso. Ahora seguiremos las marcas azules y blancas, emprendiendo el largo retorno hasta el Santuari dels Tossals por la sombría cara norte del macizo, primero por pista y luego por sendero.

Entre el bosque distinguimos la bonita aguja del Tossal de Termenat, y no nos podemos resistir a visitarlo, presuponiendo que será un magnífico mirador al quedar completamente fuera del bosque y tener una buena prominencia.

En esta curva abandonamos el sendero y giramos hacia el norte para ir al collado que nos separa del Tossal de Termenat.

Bajamos al collado por terreno sucio y subimos unos metros por bosque, pero empezando ya a tocar conglomerado.

Los últimos treinta metros de desnivel hasta la aguja son medio trepando por la pared, con un buen abismo a la derecha pero sin ningún tipo de dificultad.

El contraste entre el soleado Tossal dels Monjos y la oscuridad penetrante del Tossal de Vilella es brutal.

No nos equivocábamos al suponer la magnífica panorámica que ofrece este tossal, y es que tiene las mejores vistas de toda la jornada. La cara norte de la Serra dels Tossals está embellecida por las potentes agujas que se desprenden de ella, como la cumbre en la que estamos y, sobre todo, la afilada torre del Tossal dels Monjos, una montaña bien atractiva.

El Cap del Verdet y parte del Cadí, con muy poca nieve.

La pared de la Rocaterçana quiere competir con los grandes muros que se encuentran más al norte aunque lo tiene difícil.
  
La Serra dels Tossals, que antes recorrimos por arriba y ahora vamos a recorrer por abajo.

El Tossal de Vilella tiene un aspecto bien tenebroso, con sus oscuros bosques y los roquedos que afloran entre ellos.

Bajamos por el mismo camino, más aéreo de bajada.

Tras el tramo más rocoso, volvemos al bosque y retornamos a la pista.

Tras el retorno a la pista, volvemos a trazar dirección oeste. Después de seguir bajando unos metros, subimos unos pocos para llegar al Coll de l'Era, donde la pista, que se venía degradando cada vez más, se transforma definitivamente en sendero.

Tras llegar al Coll de l'Era aparecemos en un rellano donde el sendero se pierde. Para recuperarlo, debemos cruzar el claro de frente y en descenso para volver a ver las marcas de pintura y, al cabo de poco, el sendero.

El sendero atraviesa toda la cara norte dels Tossals, alternando descensos a barrancos que caen de la sierra y ascensos a collados que separan los tubos.

Tras un buen rato de caminata, llegamos a la base de la Pujada de'n Matamatxos, que vemos tras el bosque. Se trata de una fuerte subida en diagonal por el bosque para llegar a un último collado.

El pelado bosque le da un toque fantasmagórico a la ya de por sí oscura cara norte del macizo. En lo alto, la marcada V que forma el Mal Pas de Runers.

Tras la Pujada de'n Matamatxos, el sendero llanea un poco y empieza a descender. Antes de que descienda demasiado, tenemos que estar atentos, puesto que lo tendremos que abandonar.

El sendero que venimos siguiendo va hacia la Casanova de la Mina, bajo el Coll de Jouet. Sin embargo, nosotros tenemos que volver a subir al collado del Santuari dels Tossals, de nuevo en lo alto de la cresta. Desgraciadamente, este sendero no está indicado más que con un hito en una curva del sendero, justo cuando éste entra en un rellano, por lo que tenemos que estar muy atentos. Para más inri, en nuestro caso el rellano estaba cubierto totalmente por hojas, por lo que el sendero estaba absolutamente desaparecido y tuvimos que subir campo a través con la esperanza de encontrarlo en algún momento.

Después de subir campo a través por el incómodo bosque, recuperamos el sendero justo cuando éste traspone una arista que cae de la sierra.

Entramos de lleno a la cara norte del Serrat de Runers y el sendero, aunque muy difuminado, nos da una cierta guía de el camino a seguir.

Tras una fuerte subida por el bosque y bordear de nuevo unos tubos, donde volvemos a ir a cuatro patas para intentar no deslizarnos hacia abajo, llegamos a la base de un roquedo, que el sendero asciende por una canal terrosa muy empinada.

Tras la canal, suspiramos de alivio cuando vemos que ya casi estamos a la altura del Santuari dels Tossals, que medio intuimos entre el bosque.

Encontramos un indicador con solo los carteles, al haber desaparecido el palo. Nosotros venimos de abajo a la derecha.

Encontramos la Font dels Tossals totalmente congelada con varios centímetros de hielo puro. Con razón estaba el terreno como estaba, el invierno es duro aquí.

Por fin llegamos al collado del santuario, encontrándonos de nuevo con el cruce de caminos al que hemos llegado hace unas horas.

Tras la dura travesía por la cara norte, el descenso nos sabe a gloria y podemos disfrutar de las vistas que nos ofrece, como éstas de el Catllarás  y de la Serra del Picancel, bajo la cual se llega a ver la parte alta de Berga.

Llegamos finalmente al coche y con estas vistas al Mal Pas de Runers cerramos esta bonita ruta.