Por las alturas del Mont-Roig, la primera gran sierra prepirenaica de Lleida
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Las paredes del Mont-Roig flotando por encima de la niebla invernal. |
El Mont-Roig es una de las sierras exteriores del Prepirineo de Lleida, no la más alta pero seguramente la más conocida. Su nombre proviene del intenso color rojizo que predomina en las grandes paredes que se desploman en su cara sur y este, muy conocidas por las numerosas vías de escalada que pueblan estas murallas. Este macizo está rodeado por ríos en todas sus vertientes excepto por la occidental: al norte, el pantano de Camarasa es el tramo final de la Noguera Pallaresa; al sur el Segre rodea las últimas montañas que le acompañan en su largo viaje antes de entrar en la llanura lleidatana y, finalmente, al este es donde se unen los dos mencionados ríos en el Congost de Camarasa, en un profundo cañón bajo las paredes del Mu y del macizo que nos ocupa en la presente descripción.
Las alturas más destacadas del macizo están en la parte occidental del macizo, que está separada de la parte oriental por el Coll de Porta. Entre las poco relevantes cumbres de la cresta, muy similares en altura, destaca la más alta de todas que también es la mayor del macizo, la Pala Alta del Mont-Roig, cuya cumbre cae a pico más de 100 metros en un espectacular frontón rojizo sobre el Camí de les Altures, en una pared muy codiciada por los escaladores en los cortos y duros días del invierno de Lleida. Precisamente en esta estación es cuando el Mont-Roig es más mágico, cuando la niebla domina férreamente la llanura de Lleida y las paredes del macizo surgen como una isla entre el inmenso mar grisáceo.
Ficha técnica
Desnivel: 600 m
Longitud: 7,5 km
Altura mínima: 615 m
Altura máxima: 950 m
Dificultad técnica: Nula. Ruta por pista y sendero, que nunca se acerca demasiado a las paredes del Mont-Roig. Trepadas puntuales sin dificultad a la subida a la Pala del Coll de Porta.
Track en Wikiloc
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Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix
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Acceso
Empezamos la ruta cerca de la Collada de Llorenç, a la que se llega siguiendo una pista en buen estado que sale de Vilanova de la Sal y que llega hasta la ermita de Montalegre. La pista es ancha y tiene bastantes sitios donde dejar el coche siempre teniendo cuidado de apartarlo para dejar pasar cómodamente a los que suben y bajan por la misma. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pinchando en este enlace a Google Maps.
Fotodescripción
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Como muchas jornadas invernales en Lleida, la densa niebla lo cubre todo, también la Collada de Llorenç, donde empezamos a andar. Los árboles están llenos de escarcha y el suelo está duro como una piedra por el frío. Sin embargo, tenemos la firme esperanza de que la parte alta del Mont-Roig marque la frontera entre el cielo azul y la niebla, como suele pasar. |
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Tal como suponíamos, la niebla es baja y las cumbres del Mont-Roig quedan por encima de la misma, como monolitos en medio del mar. |
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La primera parte de la excursión es por la pista del Camí de les Altures, que nos puede dejar en la ermita de Montalegre, situada en la cumbre más occidental del Mont-Roig o en el Coll de Porta, decisión que debemos tomar en esta bifurcación. Para llegar al collado seguimos a la derecha, internándonos de lleno a la vertical cara sur del Mont-Roig. |
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Atrás dejamos las complejas formaciones rocosas en la cima de las cuales se encuentra la Ermita de Montalegre, que visitaremos en nuestro recorrido de vuelta por la cresta. |
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La pista termina de ganar altura mediante un zigzag. |
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El Camí de les Altures (así se llama a la pista por la que avanzamos y que culmina en el Extrem del Mont-Roig, en la otra punta de la sierra) es un itinerario espectacular, puesto que transita directamente bajo las paredes, incluso tocando las mismas en la Pala Alta, cuyo murallón vemos enfrente.
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El avance por la pista es absolutamente espectacular. A nuestra izquierda, paredes de más de 100 metros totalmente verticales protegen el flanco izquierdo de la pista, que en ocasiones avanza directamente pegada a la pared... |
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...mientras que a la derecha la niebla cubre hasta donde abarca la vista, quedando la frontera entre el terreno despejado y la gris bruma a apenas unos metros por debajo de nosotros. La Serra de la Devesa es una isla ante este fabuloso mar de niebla.
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Los primeros escaladores de la jornada empiezan a subir por esta codiciada pared, con desplomes tremendos y de un intenso color rojo. |
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Llegando ya al Coll de Porta, con el bonito diente de la cumbre homónima defendiendo el otro flanco del collado. |
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Una vez en el collado, la pista se interna ahora a la cara norte del Mont-Roig y avanza por sus bosques hasta el Refugi del Pletiu de l'Extrem, casi en el otro extremo de la sierra. Mirando atrás, la cresta del Mont-Roig, por la que transitaremos en poco. Pero antes ascenderemos a la Pala del Coll de Porta. |
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La Pala del Coll de Porta tiene una pinta bien atractiva desde el collado. El camino va por el borde de la misma pared. |
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Aunque el inicio es tenue, un par de hitos nos confirman que vamos por el buen camino. |
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Este sendero es empinado y tiene incluso algún tramo de trepada por roca, nada vertical pero cubierta de piedrecilla que nos obliga a vigilar para evitar los resbalones. |
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Atrás dejamos lo más granado del Mont-Roig, pero no tardaremos en ir por su cresta. |
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No tardamos en llegar a la cumbre, poblada de hitos. | El panorama es fabuloso, con una vista inmejorable del Montsec casi en su totalidad, desde el d'Estall hasta el de Rúbies, con el gran boquete de Terradets cortando la sierra y ejerciendo de gigantesca puerta de entrada al Pallars y al Pirineo de Lleida, dejándonos observar las montañas principales de la Vall Fosca como el Peguera o el Montsent. |
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La niebla cubre todo el valle de la Noguera Pallaresa y incluso parte de la Conca de Tremp. El Montsec de Rúbies, el más alto de la sierra queda parcialmente tapado por el domo de Sant Mamet. |
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La frontera con la niebla queda a apenas unas decenas de metros por debajo, sobre la cota 800. Todo lo que está por debajo queda cubierto por el gris elemento. |
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Pero la presencia de la niebla nos permite observar este maravilloso paisaje que hace mágico al Mont-Roig, que suele ejercer de primer dique de contención de la bruma que suele cubrir las tierras bajas de Lleida en invierno. |
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Hacia el sureste, podríamos surcar en barco espectral toda la Depresión Central catalana sobre el mar brumoso hasta llegar a la siguiente montaña-isla, la más característica de Catalunya: la sagrada Montserrat. |
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Un helicóptero busca algo por los confines orientales del Mont-Roig, mientras la cumbre de la Proa se resiste a desaparecer. |
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Empezamos el retorno al Coll de Porta, observando el camino que sube por la cara este de nuestra siguiente cumbre. |
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Una vez en el collado y tras avanzar de nuevo por la pista en dirección contraria, en unos metros aparece un hito a mano derecha señalando el inicio del sendero hacia la cresta. |
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El sendero sigue la tónica de la sierra, empinado y rocoso, pero mayormente cómodo, esquivando carrascas y otros arbustos ascendiendo entre zigzags. |
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La Pala del Coll de Porta se enfrenta dignamente al mar de niebla que la rodea. |
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Tras ascender un centenar de metros de desnivel, el camino bordea la primera antecima y se dirige directamente al collado previo a la Pala Alta, donde ya notamos el ambiente hacia el sur. |
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El sendero llega a la cresta en el collado previo a la Pala Alta. Ya no nos separaremos del abismo. |
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Asomándonos con cuidado por una estrecha vira, nos acercamos al vacío... |
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...que cae a plomo más de 100 metros sobre el Camí de les Altures, por el que vemos transitar a algunos caminantes que observan a los escaladores que trepan por la pared. |
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Siguiendo el filo del abismo no tardamos en llegar al vértice geodésico y la caseta que señalan la cumbre de la Pala Alta del Mont-Roig, cumbre de mayor altura de la sierra homónima. |
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Cima de la Pala Alta del Mont-Roig, una de las cumbres más destacadas de la provincia de Lleida. |
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Al norte, omnipresente, el Montsec, amo y señor de gran parte de Lleida. |
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Más allá del Montsec d'Estall aparece el Pirineo aragonés, pudiéndose apreciar desde el Monte Perdido hasta la lejana Collarada. |
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Hacia el este, más allá de l'Extrem del Mont-Roig, la niebla lo cubre todo hasta el Montseny, cuya silueta se aprecia en el horizonte. |
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Seguimos nuestro cresteo por el sendero, ahora en dirección a la siguiente cumbre de la sierra, la Pala dels Pelats. Al fondo, la Serra de Sant Miquel. |
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Llegamos al collado que separa las dos palas y ascendemos directamente hacia la cumbre, sin camino. |
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Desde la brecha, una vertical canal cae hasta el Camí de les Altures, con la niebla ganando cada vez más terreno. |
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Por terreno sucio ascendemos a la cumbre. |
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La cumbre de la Pala dels Pelats ofrece una bonita vista de la mayor cumbre del Mont-Roig y de su frontón meridional. |
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Y también de la ermita de Montalegre, que corona la última cota del Mont-Roig por el oeste antes de hundirse en la bruma. |
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Volviendo al sendero, nos vamos alejando de la cresta, que entra en una sección mucho más rota y poblada de bonitas agujas cuyo acceso no reviste de dificultad, como se aprecia en la foto. |
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Finalmente, llegamos a la ermita de Montalegre, cuya blanca fachada en lo alto del Mont-Roig se puede observar desde muchos sitios de la Plana de Lleida y el Prepirineo.
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Desde la ermita, podríamos tomar la pista que nos llevaría directamente a la Collada de Llorenç, pero desde el mismo borde aparece un senderillo que acorta notablemente la distancia a costa de ir por terreno muy descompuesto e incómodo. |
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No tardamos en dejar atrás la blanca ermita. |
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Poco a poco vamos descendiendo de la cresta y eso significa que vamos entrando en la niebla. |
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Perdiendo 100 metros de desnivel rápidamente, volvemos a la pista justo en el sitio donde entramos en la niebla. Aunque la visibilidad se pierde totalmente, ya no hay pérdida: el carril nos llevará a la Collada de Llorenç. |
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Una última mirada al blanco faro de Montalegre y al Mont-Roig, antes de internarnos en la densa bruma, que aunque parezca lo contrario ha añadido belleza a esta ruta. |